He aquí un hecho cruel: si Japón realmente sube los tipos de interés, lo más probable es que el primer perjudicado sea el Bitcoin.
¿Por qué? Porque el yen lleva mucho tiempo desempeñando el papel de "cajero automático" global de capitales. En los últimos años, los inversores han pedido prestados yenes casi a coste cero y luego los han volcado en bonos del Tesoro estadounidense, criptomonedas y otros activos con los que pueden ganar con el diferencial de tipos de interés. Esta estrategia se llama carry trade y, en esencia, consiste en aprovecharse del Banco de Japón.
Pero las reglas del juego van a cambiar. En cuanto el Banco de Japón suba realmente los tipos, el coste de financiación en yenes se disparará: el dinero que antes era gratis, de repente habrá que pagar intereses por él. ¿Quién querrá seguir jugando entonces? El "dinero inteligente" lo primero que hará será cerrar posiciones y salir corriendo.
La vía de transmisión clave está en los bonos del Tesoro estadounidense. Japón es el mayor tenedor extranjero de deuda pública estadounidense: hasta septiembre de 2025, aún tendrá en sus manos 1,189 billones de dólares. Ahora mismo, el rendimiento de los bonos japoneses a 10 años ha subido al 1,8%, máximo desde 2008. En esa situación, ¿por qué iban a asumir los inversores riesgo de divisa para mantener bonos estadounidenses? ¿No sería más atractivo venderlos y comprar deuda japonesa?
Ahí está el problema: en cuanto el capital japonés salga en masa del mercado de bonos del Tesoro, la oferta se disparará y los precios caerán en picado, con lo que los rendimientos de los bonos estadounidenses se dispararán. ¿Qué significa eso? Que el coste de endeudamiento en dólares subirá en todo el mundo, la liquidez se reducirá y todos los activos de riesgo tendrán que ser reevaluados.
Y Bitcoin es precisamente el activo de riesgo más frágil de todos. No tiene flujo de caja, su volatilidad es altísima y, en cuanto hay una crisis de liquidez, es casi siempre el primer activo que las instituciones venden para cubrir pérdidas. Colapso del carry trade → venta de bonos del Tesoro estadounidense → sequía de liquidez → desplome de Bitcoin. Esta cadena lógica no puede estar más clara.
¿Por qué? Porque el yen lleva mucho tiempo desempeñando el papel de "cajero automático" global de capitales. En los últimos años, los inversores han pedido prestados yenes casi a coste cero y luego los han volcado en bonos del Tesoro estadounidense, criptomonedas y otros activos con los que pueden ganar con el diferencial de tipos de interés. Esta estrategia se llama carry trade y, en esencia, consiste en aprovecharse del Banco de Japón.
Pero las reglas del juego van a cambiar. En cuanto el Banco de Japón suba realmente los tipos, el coste de financiación en yenes se disparará: el dinero que antes era gratis, de repente habrá que pagar intereses por él. ¿Quién querrá seguir jugando entonces? El "dinero inteligente" lo primero que hará será cerrar posiciones y salir corriendo.
La vía de transmisión clave está en los bonos del Tesoro estadounidense. Japón es el mayor tenedor extranjero de deuda pública estadounidense: hasta septiembre de 2025, aún tendrá en sus manos 1,189 billones de dólares. Ahora mismo, el rendimiento de los bonos japoneses a 10 años ha subido al 1,8%, máximo desde 2008. En esa situación, ¿por qué iban a asumir los inversores riesgo de divisa para mantener bonos estadounidenses? ¿No sería más atractivo venderlos y comprar deuda japonesa?
Ahí está el problema: en cuanto el capital japonés salga en masa del mercado de bonos del Tesoro, la oferta se disparará y los precios caerán en picado, con lo que los rendimientos de los bonos estadounidenses se dispararán. ¿Qué significa eso? Que el coste de endeudamiento en dólares subirá en todo el mundo, la liquidez se reducirá y todos los activos de riesgo tendrán que ser reevaluados.
Y Bitcoin es precisamente el activo de riesgo más frágil de todos. No tiene flujo de caja, su volatilidad es altísima y, en cuanto hay una crisis de liquidez, es casi siempre el primer activo que las instituciones venden para cubrir pérdidas. Colapso del carry trade → venta de bonos del Tesoro estadounidense → sequía de liquidez → desplome de Bitcoin. Esta cadena lógica no puede estar más clara.