En general, una forma poco común de recuperar energía es: simplemente subir a un autobús cualquiera, desde el punto de partida hasta el destino, sentarse en la última fila junto a la ventana, ajustar los auriculares para que cubran el sonido exterior, y no pensar en nada. Mirando cada lugar que pasa por la ventana, observando a los peatones que van y vienen, quedándose en silencio, sin socializar, sentado tranquilamente allí, como una barra de carga en la vida, porque ese tiempo está destinado a ser desperdiciado, así que se puede estar en paz y distraerse sin culpa.
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En general, una forma poco común de recuperar energía es: simplemente subir a un autobús cualquiera, desde el punto de partida hasta el destino, sentarse en la última fila junto a la ventana, ajustar los auriculares para que cubran el sonido exterior, y no pensar en nada. Mirando cada lugar que pasa por la ventana, observando a los peatones que van y vienen, quedándose en silencio, sin socializar, sentado tranquilamente allí, como una barra de carga en la vida, porque ese tiempo está destinado a ser desperdiciado, así que se puede estar en paz y distraerse sin culpa.