Gestionando activos por valor de 12 billones de dólares, el gigante de gestión de activos Vanguard ha realizado un ajuste estratégico ante la presión de los clientes y las tendencias del mercado: su plataforma ahora permite la negociación de ETF de Bitcoin en efectivo. Sin embargo, los altos ejecutivos de la compañía no han cambiado su juicio sobre el valor de inversión en criptomonedas. John Ameriks, director global de acciones cuantitativas, comparó públicamente el Bitcoin con el popular peluche “Labubu”, destacando su falta de flujo de caja y atributos de ingresos internos, considerándolo aún un coleccionable especulativo. Esta postura de “honestidad corporal, negación verbal” revela la mentalidad compleja y la cautela de los grandes actores tradicionales frente a la ola de activos criptográficos.
La “honestidad corporal” en la gestión tradicional: ¿Por qué Vanguard finalmente abrió la vía de negociación?
A pesar de sus dudas internas, frente a la demanda de los clientes y el éxito de la competencia, el gigante de gestión Vanguard tomó una decisión pragmática. En octubre de este año, con la llegada de su nuevo CEO Salim Ramji (quien previamente dirigió el negocio de ETF en BlackRock y lideró el lanzamiento de IBIT), la estrategia de Vanguard empezó a mostrar una sutil inclinación. La compañía decidió finalmente abrir la negociación de ETF de Bitcoin en efectivo para sus más de 50 millones de clientes en todo el mundo. Este cambio fue impulsado directamente por una enorme presión de los clientes: mientras BlackRock, Fidelity y otros lograban captar miles de millones en fondos en sus ETF de Bitcoin y obtener comisiones considerables, los clientes de Vanguard no podían participar debido a restricciones en la plataforma, e incluso algunos amenazaron con cerrar sus cuentas.
El director de corretaje de inversiones de Vanguard, Andrew Kadjeski, explicó que, tras observar, consideran que los ETF de criptomonedas ya “han pasado la prueba de la volatilidad del mercado, funcionan según lo diseñado y mantienen liquidez”, además de que los procesos de servicio relacionados también están maduros. Esto puede parecer una decisión técnica, pero en realidad refleja la imparable corriente del mercado y las preferencias de los usuarios. Ameriks también admitió que la decisión se tomó tras observar el desempeño del mercado desde el lanzamiento del ETF de Bitcoin en efectivo en enero de 2024, con el objetivo de que estos productos “cumplan con su promesa”. Sin embargo, enfatizó que Vanguard solo ofrece canales de negociación y no brindará ningún consejo de inversión sobre la compra o venta de ETF de criptomonedas.
Este evento muestra claramente que, en la industria de gestión de activos, la demanda de los usuarios y el flujo de fondos son las fuerzas más poderosas. Incluso instituciones conocidas por su filosofía de inversión en valor a largo plazo y su escepticismo clásico hacia las criptomonedas, como Vanguard, no pueden ignorar una categoría de activos que crece rápidamente y que algunos clientes exigen con fuerza. La estrategia de “abrir la vía sin respaldar” es un equilibrio entre mantener su filosofía de inversión y retener a los clientes.
La narrativa del “Labubu digital”: el dilema de Bitcoin bajo el marco de valoración tradicional
Al abrir la vía de negociación, los altos ejecutivos de Vanguard no han abandonado su núcleo de inversión. En la reciente conferencia profunda de ETF de Bloomberg en Nueva York, John Ameriks utilizó una metáfora que generó amplio debate: comparó Bitcoin con un “Labubu digital”. Labubu es una serie de juguetes de moda en blind boxes que ha sido popular en los últimos años, cuyo valor se basa completamente en el consenso comunitario y en preferencias de colección, no en producción interna. Ameriks transmitió con precisión su punto de vista: Bitcoin carece de los atributos tradicionales de ingresos, interés compuesto y flujo de caja, por lo que se asemeja más a un coleccionable especulativo que a un “activo productivo” que genera flujo de caja.
Este argumento está profundamente enraizado en el marco de valoración tradicional de flujo de caja descontado (DCF). Según este marco, el valor de una acción proviene del descuento de los flujos de caja futuros de la empresa, los bonos del interés y el principal, y los bienes raíces de los alquileres. Bitcoin no paga dividendos ni intereses, y su valor parece sustentarse únicamente en la disposición futura de los compradores a pagar precios más altos — lo que encaja con la característica especulativa de la “teoría del tonto mayor”. Ameriks admitió que, a menos que en escenarios de alta inflación o turbulencias políticas se observe una relación confiable y verificable entre el precio de Bitcoin y estos factores, será difícil construir una lógica de inversión seria para él.
La postura de Vanguard refleja la opinión de una buena parte de los inversores tradicionales en valor. Reconocen el potencial de la tecnología blockchain para mejorar la estructura del mercado (el portavoz de la compañía también expresó optimismo al respecto), pero distinguen claramente entre “tecnología” y “tokens”. En su opinión, la historia reciente de Bitcoin, su alta volatilidad y la falta de flujo de caja interno hacen que actualmente no pueda integrarse en un modelo de asignación de activos a largo plazo serio. Datos recientes de la Fundación de la Comisión de Valores de EE. UU. también muestran que el 66% de los inversores estadounidenses que conocen las criptomonedas consideran que su riesgo es “muy alto” o “extremadamente alto”, confirmando en parte la cautela generalizada del mercado principal.
La “posición contradictoria” de Vanguard: la lógica detrás de las palabras y acciones
Un análisis profundo de las posiciones de Vanguard revela un fenómeno interesante: aunque los altos ejecutivos públicamente minimizan el valor de Bitcoin como activo, la propia Vanguard, mediante sus participaciones, posee indirectamente una gran exposición al riesgo de Bitcoin. Esta aparente “contradicción” en las acciones revela la complejidad del comportamiento institucional.
Información clave sobre la “relación indirecta” de Vanguard con Bitcoin
Posición directa: no ofrece recomendaciones de inversión en criptomonedas, no lanza su propio ETF de criptomonedas, y considera los ETF de criptomonedas en su plataforma como “activos no centrales” (similar al oro).
Participación indirecta: es el segundo mayor accionista institucional de MicroStrategy (MSTR). Hasta la fecha, MicroStrategy posee más de 200,000 BTC, siendo el mayor tenedor de Bitcoin en una empresa cotizada.
Interpretación lógica: la inversión de Vanguard en acciones de MSTR se basa en su juicio sobre la “empresa” (aunque su modelo de negocio en realidad consiste en poseer Bitcoin), lo cual encaja en el marco de inversión en acciones tradicionales. Esto difiere de la inversión directa en ETF de Bitcoin, que sería una inversión en el “activo” en sí mismo.
Esencia de la estrategia: participar indirectamente en la narrativa mediante la inversión en “acciones con concepto de Bitcoin”, evitando los problemas regulatorios, de custodia y contables que conlleva la posesión directa de criptomonedas.
Esta estrategia de exposición indirecta no es exclusiva de Vanguard. Permite a las instituciones, sin violar sus principios de inversión (que prohíben comprar “activos no productivos”), beneficiarse de las potenciales subidas del activo y mitigar el riesgo de perder toda la tendencia. Es una delicada balanza entre “mantener principios” y “ser prácticos”. Para Vanguard, invertir en una empresa cotizada en Nasdaq (MSTR) resulta mucho más sencillo en términos de gestión de riesgos, informes y explicaciones a los comités de inversión, que comprar directamente Bitcoin o ETF relacionados.
Conclusiones del mercado: la mainstreamización de los activos criptográficos es “penetración” y no “conquista”
El caso de Vanguard nos ofrece un ejemplo excelente para entender el proceso de mainstreamización de los activos criptográficos. Este proceso no se trata de una narrativa romántica de “conquistar” Wall Street con la filosofía cripto, sino más bien de una “penetración” lenta, pragmática y llena de negociaciones.
Primero, la demanda de los usuarios impulsa el cambio. El éxito de BlackRock y Fidelity obliga a Vanguard a adaptarse, demostrando que en la industria de gestión de activos, el flujo de fondos de los clientes tiene la última palabra. Mientras la demanda del mercado sea fuerte, incluso las instituciones más conservadoras ajustarán sus límites de servicio.
En segundo lugar, el marco tradicional sigue siendo fuerte. La valoración basada en flujo de caja y beneficios internos sigue siendo el “lenguaje universal” en las finanzas. Para que Bitcoin sea realmente aceptado como “activo productivo”, probablemente necesite más datos históricos que demuestren su valor en la protección contra la inflación y riesgos geopolíticos, o desarrollar aplicaciones DeFi más complejas que generen flujo de caja en la cadena.
Por último, la búsqueda de soluciones intermedias y flexibilidad será la norma. Como Vanguard, muchas instituciones optarán por “abrir la puerta sin recomendar”, o mediante participaciones en empresas relacionadas para exposición indirecta, en una fase de transición. Los activos criptográficos están siendo integrados en el sistema financiero tradicional, pero este proceso implica compromisos, empaquetados y redefiniciones.
Para los inversores comunes, la apertura de Vanguard facilita el acceso, pero las advertencias de sus “Labubu digital” también son valiosas. Nos recuerdan que, al participar en el mercado de criptomonedas, hay que ser conscientes de su alta volatilidad y de que su lógica de valoración difiere de la tradicional, para evitar caer en una ilusión de seguridad por la entrada de grandes actores. La maduración del mercado requiere tanto canales como Vanguard, como una exploración seria de sus valores intrínsecos y su validación en el tiempo.
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¿Los gigantes de Wall Street actúan con doble moral? Vanguard permite la negociación de ETF de Bitcoin, pero lo llama "Laboratorio digital"
Gestionando activos por valor de 12 billones de dólares, el gigante de gestión de activos Vanguard ha realizado un ajuste estratégico ante la presión de los clientes y las tendencias del mercado: su plataforma ahora permite la negociación de ETF de Bitcoin en efectivo. Sin embargo, los altos ejecutivos de la compañía no han cambiado su juicio sobre el valor de inversión en criptomonedas. John Ameriks, director global de acciones cuantitativas, comparó públicamente el Bitcoin con el popular peluche “Labubu”, destacando su falta de flujo de caja y atributos de ingresos internos, considerándolo aún un coleccionable especulativo. Esta postura de “honestidad corporal, negación verbal” revela la mentalidad compleja y la cautela de los grandes actores tradicionales frente a la ola de activos criptográficos.
La “honestidad corporal” en la gestión tradicional: ¿Por qué Vanguard finalmente abrió la vía de negociación?
A pesar de sus dudas internas, frente a la demanda de los clientes y el éxito de la competencia, el gigante de gestión Vanguard tomó una decisión pragmática. En octubre de este año, con la llegada de su nuevo CEO Salim Ramji (quien previamente dirigió el negocio de ETF en BlackRock y lideró el lanzamiento de IBIT), la estrategia de Vanguard empezó a mostrar una sutil inclinación. La compañía decidió finalmente abrir la negociación de ETF de Bitcoin en efectivo para sus más de 50 millones de clientes en todo el mundo. Este cambio fue impulsado directamente por una enorme presión de los clientes: mientras BlackRock, Fidelity y otros lograban captar miles de millones en fondos en sus ETF de Bitcoin y obtener comisiones considerables, los clientes de Vanguard no podían participar debido a restricciones en la plataforma, e incluso algunos amenazaron con cerrar sus cuentas.
El director de corretaje de inversiones de Vanguard, Andrew Kadjeski, explicó que, tras observar, consideran que los ETF de criptomonedas ya “han pasado la prueba de la volatilidad del mercado, funcionan según lo diseñado y mantienen liquidez”, además de que los procesos de servicio relacionados también están maduros. Esto puede parecer una decisión técnica, pero en realidad refleja la imparable corriente del mercado y las preferencias de los usuarios. Ameriks también admitió que la decisión se tomó tras observar el desempeño del mercado desde el lanzamiento del ETF de Bitcoin en efectivo en enero de 2024, con el objetivo de que estos productos “cumplan con su promesa”. Sin embargo, enfatizó que Vanguard solo ofrece canales de negociación y no brindará ningún consejo de inversión sobre la compra o venta de ETF de criptomonedas.
Este evento muestra claramente que, en la industria de gestión de activos, la demanda de los usuarios y el flujo de fondos son las fuerzas más poderosas. Incluso instituciones conocidas por su filosofía de inversión en valor a largo plazo y su escepticismo clásico hacia las criptomonedas, como Vanguard, no pueden ignorar una categoría de activos que crece rápidamente y que algunos clientes exigen con fuerza. La estrategia de “abrir la vía sin respaldar” es un equilibrio entre mantener su filosofía de inversión y retener a los clientes.
La narrativa del “Labubu digital”: el dilema de Bitcoin bajo el marco de valoración tradicional
Al abrir la vía de negociación, los altos ejecutivos de Vanguard no han abandonado su núcleo de inversión. En la reciente conferencia profunda de ETF de Bloomberg en Nueva York, John Ameriks utilizó una metáfora que generó amplio debate: comparó Bitcoin con un “Labubu digital”. Labubu es una serie de juguetes de moda en blind boxes que ha sido popular en los últimos años, cuyo valor se basa completamente en el consenso comunitario y en preferencias de colección, no en producción interna. Ameriks transmitió con precisión su punto de vista: Bitcoin carece de los atributos tradicionales de ingresos, interés compuesto y flujo de caja, por lo que se asemeja más a un coleccionable especulativo que a un “activo productivo” que genera flujo de caja.
Este argumento está profundamente enraizado en el marco de valoración tradicional de flujo de caja descontado (DCF). Según este marco, el valor de una acción proviene del descuento de los flujos de caja futuros de la empresa, los bonos del interés y el principal, y los bienes raíces de los alquileres. Bitcoin no paga dividendos ni intereses, y su valor parece sustentarse únicamente en la disposición futura de los compradores a pagar precios más altos — lo que encaja con la característica especulativa de la “teoría del tonto mayor”. Ameriks admitió que, a menos que en escenarios de alta inflación o turbulencias políticas se observe una relación confiable y verificable entre el precio de Bitcoin y estos factores, será difícil construir una lógica de inversión seria para él.
La postura de Vanguard refleja la opinión de una buena parte de los inversores tradicionales en valor. Reconocen el potencial de la tecnología blockchain para mejorar la estructura del mercado (el portavoz de la compañía también expresó optimismo al respecto), pero distinguen claramente entre “tecnología” y “tokens”. En su opinión, la historia reciente de Bitcoin, su alta volatilidad y la falta de flujo de caja interno hacen que actualmente no pueda integrarse en un modelo de asignación de activos a largo plazo serio. Datos recientes de la Fundación de la Comisión de Valores de EE. UU. también muestran que el 66% de los inversores estadounidenses que conocen las criptomonedas consideran que su riesgo es “muy alto” o “extremadamente alto”, confirmando en parte la cautela generalizada del mercado principal.
La “posición contradictoria” de Vanguard: la lógica detrás de las palabras y acciones
Un análisis profundo de las posiciones de Vanguard revela un fenómeno interesante: aunque los altos ejecutivos públicamente minimizan el valor de Bitcoin como activo, la propia Vanguard, mediante sus participaciones, posee indirectamente una gran exposición al riesgo de Bitcoin. Esta aparente “contradicción” en las acciones revela la complejidad del comportamiento institucional.
Información clave sobre la “relación indirecta” de Vanguard con Bitcoin
Esta estrategia de exposición indirecta no es exclusiva de Vanguard. Permite a las instituciones, sin violar sus principios de inversión (que prohíben comprar “activos no productivos”), beneficiarse de las potenciales subidas del activo y mitigar el riesgo de perder toda la tendencia. Es una delicada balanza entre “mantener principios” y “ser prácticos”. Para Vanguard, invertir en una empresa cotizada en Nasdaq (MSTR) resulta mucho más sencillo en términos de gestión de riesgos, informes y explicaciones a los comités de inversión, que comprar directamente Bitcoin o ETF relacionados.
Conclusiones del mercado: la mainstreamización de los activos criptográficos es “penetración” y no “conquista”
El caso de Vanguard nos ofrece un ejemplo excelente para entender el proceso de mainstreamización de los activos criptográficos. Este proceso no se trata de una narrativa romántica de “conquistar” Wall Street con la filosofía cripto, sino más bien de una “penetración” lenta, pragmática y llena de negociaciones.
Primero, la demanda de los usuarios impulsa el cambio. El éxito de BlackRock y Fidelity obliga a Vanguard a adaptarse, demostrando que en la industria de gestión de activos, el flujo de fondos de los clientes tiene la última palabra. Mientras la demanda del mercado sea fuerte, incluso las instituciones más conservadoras ajustarán sus límites de servicio.
En segundo lugar, el marco tradicional sigue siendo fuerte. La valoración basada en flujo de caja y beneficios internos sigue siendo el “lenguaje universal” en las finanzas. Para que Bitcoin sea realmente aceptado como “activo productivo”, probablemente necesite más datos históricos que demuestren su valor en la protección contra la inflación y riesgos geopolíticos, o desarrollar aplicaciones DeFi más complejas que generen flujo de caja en la cadena.
Por último, la búsqueda de soluciones intermedias y flexibilidad será la norma. Como Vanguard, muchas instituciones optarán por “abrir la puerta sin recomendar”, o mediante participaciones en empresas relacionadas para exposición indirecta, en una fase de transición. Los activos criptográficos están siendo integrados en el sistema financiero tradicional, pero este proceso implica compromisos, empaquetados y redefiniciones.
Para los inversores comunes, la apertura de Vanguard facilita el acceso, pero las advertencias de sus “Labubu digital” también son valiosas. Nos recuerdan que, al participar en el mercado de criptomonedas, hay que ser conscientes de su alta volatilidad y de que su lógica de valoración difiere de la tradicional, para evitar caer en una ilusión de seguridad por la entrada de grandes actores. La maduración del mercado requiere tanto canales como Vanguard, como una exploración seria de sus valores intrínsecos y su validación en el tiempo.