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¡Crisis de nacionalidad para Barron Trump! ¡Nuevo proyecto de ley republicano obliga a la Primera Familia a "elegir uno de los dos"!

El senador republicano de Ohio, Bernie Moreno, presentó esta semana la “Ley de Ciudadanía Exclusiva de 2025”, que exige a los ciudadanos con doble nacionalidad renunciar a su nacionalidad extranjera y jurar “lealtad exclusiva” a Estados Unidos en el plazo de un año, o de lo contrario perderán automáticamente su ciudadanía estadounidense. Esta ley afectaría directamente a la primera dama Melania Trump y a su hijo Barron Trump, ambos con doble nacionalidad estadounidense y eslovena.

Cláusulas radicales y mecanismos de aplicación del proyecto de ley de Moreno

美國獨家公民身份法案

(Fuente: sitio web del Senado de EE. UU.)

El senador Bernie Moreno, de Ohio, compartió el 1 de diciembre su plan radical titulado “Ley de Ciudadanía Exclusiva de 2025”, que obligaría a cualquier persona con doble nacionalidad a elegir entre ambos países. “Ninguna persona podrá ser ciudadano o nacional de Estados Unidos mientras posea la nacionalidad de cualquier otro país al mismo tiempo”, reza el texto del proyecto de ley de Moreno. “Después de la promulgación de esta ley, cualquier ciudadano estadounidense que obtenga voluntariamente una nacionalidad extranjera se considerará que ha renunciado a la ciudadanía estadounidense”.

Moreno nació en Colombia y se convirtió en ciudadano estadounidense a los 18 años. “Jurar lealtad a los Estados Unidos de América, y solo a los Estados Unidos de América, es un honor”, declaró Moreno en un comunicado de prensa. “Ser ciudadano estadounidense es un honor y un privilegio: si quieres ser estadounidense, es todo o nada. Es hora de acabar definitivamente con la doble nacionalidad”.

Según el proyecto de ley de Moreno, la ley sería aplicada por el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado. Las personas con doble nacionalidad serían marcadas en el sistema y tendrían un año para renunciar a la nacionalidad extranjera o a la estadounidense. Quienes no cumplan después de un año perderán automáticamente la ciudadanía estadounidense y serán registrados como no ciudadanos. Este mecanismo de elección forzosa es extremadamente raro en la historia de los EE. UU. y, si se implementa, afectaría a millones de estadounidenses.

Cláusulas clave del proyecto de ley de Moreno

Plazo de un año: los ciudadanos con doble nacionalidad deben elegir en el plazo de un año tras la entrada en vigor de la ley

Pérdida automática: quienes no cumplan perderán automáticamente la ciudadanía estadounidense

Órganos ejecutores: el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado serán responsables de la identificación y ejecución

Efecto retroactivo: quienes ya tengan doble nacionalidad también deben cumplir las nuevas normas

Estas estrictas cláusulas reflejan la postura extrema de Moreno. Como ciudadano naturalizado, eligió renunciar a la nacionalidad colombiana a los 18 años, por lo que considera que todos los estadounidenses deberían hacer lo mismo. Sin embargo, esta experiencia personal no representa la situación de todos los ciudadanos con doble nacionalidad. Muchas personas necesitan conservar la doble nacionalidad por motivos familiares, laborales o culturales, y obligarlas a renunciar a una de ellas podría acarrear graves dificultades personales y económicas.

La propuesta privaría a Melania Trump y Barron Trump de la nacionalidad eslovena, lo que crea una situación incómoda para una familia política que suele utilizar discursos nacionalistas pero mantiene discretamente conexiones globales. Melania emigró a Estados Unidos en 1996 y es la única primera dama que se ha naturalizado. Obtuvo la ciudadanía en 2006 y, según el libro de Mary Jordan de 2020 sobre la exmodelo, “The Art of Her Deal”, tanto ella como su hijo de 19 años, Barron Trump, siguen siendo ciudadanos de Estados Unidos y Eslovenia.

El pasaporte esloveno de Barron Trump y la libertad europea

Para la primera dama, que Barron Trump hablara esloveno y tuviera pasaporte esloveno además del estadounidense era fundamental, escribe Jordan. “Trump se quejaba ante otras personas de que no sabía de qué hablaban”, dice un pasaje del libro. Este detalle revela las diferencias culturales dentro de la familia Trump, ya que Melania insistía en que Barron mantuviera sus lazos con Eslovenia, mientras que el propio Trump no lo entendía ni lo aprobaba.

En una entrevista, Jordan señaló que la doble nacionalidad permite a Barron Trump “trabajar con mayor libertad en toda Europa”. La autora dijo: “Así que, si quiere abrir una sucursal de Trump.org en París o en Eslovenia, le sería mucho más fácil y tendría más opciones”. Esto pone de relieve los beneficios prácticos de la doble nacionalidad, especialmente para familias como los Trump, con intereses empresariales globales.

El pasaporte esloveno, al ser de un país miembro de la UE, permite a su titular trabajar, residir y viajar libremente por toda la Unión Europea sin necesidad de visado ni permiso de trabajo. Para un joven como Barron Trump que podría desarrollar actividades empresariales en Europa, esta libertad tiene un valor relevante. Si se viera obligado a renunciar a la nacionalidad eslovena, perdería esta ventaja y tendría que enfrentarse a complejos trámites de visado y permisos de trabajo para hacer negocios en Europa.

La insistencia de Melania en que Barron hable esloveno también demuestra su aprecio por sus raíces culturales. Muchos padres inmigrantes desean que sus hijos mantengan vínculos con la cultura de origen, aprendan la lengua materna y conozcan la historia familiar. Esta identidad cultural no implica una menor lealtad a Estados Unidos, sino que enriquece la perspectiva cultural y la comprensión global de la persona. Obligar a renunciar a una segunda nacionalidad puede considerarse una negación de esta diversidad cultural.

Desde el punto de vista empresarial, la red global de los Trump podría beneficiarse de la doble nacionalidad. La Trump Organization tiene proyectos inmobiliarios y negocios de licencias de marca en varios países. La doble nacionalidad facilita a los miembros de la familia la gestión de asuntos internacionales, ya sea firmando contratos, gestionando activos o asistiendo a eventos empresariales. Perder la nacionalidad eslovena reduciría esa facilidad.

Desafíos constitucionales y perspectivas del proyecto de ley

El plan de Moreno probablemente enfrentará obstáculos: según la 14.ª Enmienda, un ciudadano estadounidense “no puede perder su ciudadanía salvo por renuncia voluntaria”. Esta es una de las protecciones más básicas de los derechos ciudadanos en la Constitución de EE. UU. El Tribunal Supremo ha confirmado este principio en varios casos, incluidos Afroyim v. Rusk (1967) y Vance v. Terrazas (1980).

El caso Afroyim v. Rusk sentó un precedente clave al dictaminar que el Congreso no puede privar de la nacionalidad a un ciudadano mediante legislación, salvo que este renuncie voluntaria y explícitamente. El demandante perdió su nacionalidad estadounidense tras votar en Israel, y el Tribunal Supremo declaró inconstitucional tal medida. Este precedente se aplica directamente al proyecto de ley de Moreno, ya que intenta forzar a los ciudadanos con doble nacionalidad a elegir, violando el principio de voluntariedad.

Durante décadas, los tribunales han reconocido el derecho a la doble nacionalidad y cualquier intento de prohibirlo ha resultado infructuoso en términos legales. La política oficial del Departamento de Estado de EE. UU. también reconoce explícitamente la legalidad de la doble nacionalidad: aunque no la fomente, no la prohíbe. Actualmente se estima que millones de estadounidenses tienen doble o múltiple nacionalidad, incluidos muchos funcionarios, líderes empresariales y ciudadanos comunes.

Sin embargo, aunque el proyecto de ley tiene escasas probabilidades de convertirse en ley, la situación ha dado un giro curioso. Una propuesta dirigida inicialmente contra ciudadanos anónimos con doble nacionalidad ha acabado involucrando a la primera dama y a su joven hijo Barron Trump en un debate nacional sobre lo que significa ser realmente estadounidense. La Casa Blanca y la oficina de la primera dama no han respondido a las solicitudes de comentarios sobre la legislación ni a si Melania y Barron Trump apoyarían una ley que afectaría directamente a su estatus de ciudadanía.

La propuesta de Moreno llega en un momento en que los republicanos presionan con fuerza para endurecer la política migratoria, después de que dos miembros de la Guardia Nacional fueran tiroteados en Washington D. C. antes de Acción de Gracias: la especialista del Ejército Sarah Beckstrom murió y el sargento de la Fuerza Aérea Andrew Wolf resultó herido. El sospechoso, Rahmanullah Rahmani, de nacionalidad afgana, ingresó en Estados Unidos durante la caótica retirada de Afganistán. El tiroteo ha provocado llamamientos a medidas más estrictas, y Trump ha pedido una represión aún mayor.

Moreno, ansioso por posicionarse como una de las voces más duras del Senado en materia migratoria, claramente está intentando aprovechar la coyuntura. Sin embargo, desde el punto de vista del cálculo político, presentar un proyecto de ley que afectaría directamente a la familia del presidente puede no ser la jugada más inteligente. Si Trump se opone públicamente al proyecto, Moreno afrontará presiones dentro del partido; si Trump lo apoya, tendría que pedir a su esposa e hijo que renunciaran a la nacionalidad eslovena, lo que también sería políticamente incómodo.

Prueba de lealtad total y consecuencias reales

Una prueba total de lealtad republicana ha despertado súbitamente emociones, y Melania y Barron Trump se encuentran en el centro de la disputa sobre la doble nacionalidad. El nuevo esfuerzo republicano contra la “lealtad dividida” tiene un significado especial para Trump. Moreno presenta su proyecto como una prueba de patriotismo. Sostiene que los estadounidenses solo deben lealtad a un país y que la doble nacionalidad es un riesgo para la unidad nacional.

Esta lógica de “todo o nada” tiene cierto atractivo entre los partidarios de una política migratoria dura, pero presenta numerosos problemas legales y prácticos. En primer lugar, presupone que la nacionalidad y la lealtad son equivalentes, cuando en realidad muchos ciudadanos con doble nacionalidad no son menos leales a Estados Unidos que quienes solo tienen una. En segundo lugar, ignora las necesidades reales de familias y profesionales transnacionales en la era de la globalización. En tercer lugar, podría dañar la competitividad internacional de EE. UU., ya que muchos inmigrantes altamente cualificados podrían optar por otros países si se les obliga a renunciar a su nacionalidad de origen.

Si la ley llegara a aprobarse (aunque es muy poco probable), afectaría a millones de estadounidenses: europeos que trabajan en EE. UU., inmigrantes latinoamericanos y asiáticos, y estadounidenses casados con extranjeros. Muchos países permiten a sus ciudadanos conservar la nacionalidad incluso al adquirir otra, y la renuncia forzosa puede requerir largos trámites burocráticos y altos costes.

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