La empresa operativa detrás de la Kadena Cadena de bloques, Kadena Organization, anunció su cese de operaciones el 21 de octubre. Su comunicado es formal, tranquilo, pero tan conciso que resulta desgarrador.
La empresa agradeció a la comunidad, mencionando que el “entorno del mercado” es la razón de la suspensión y confirmó que detendrá inmediatamente todas las actividades comerciales y el trabajo de mantenimiento de la Cadena de bloques.
En la última notificación de la plataforma X (anteriormente Twitter), el equipo recordó a los usuarios: debido a que los mineros seguirán manteniendo la seguridad de la red y el código se mantendrá como código abierto, esta Cadena de bloques seguirá existiendo en el nivel tecnológico.
Sin embargo, bajo esta “permanencia” a nivel técnico, se oculta una realidad más cruel: la vitalidad económica de Kadena y la base de su comunidad ya no existen.
La suspensión de Kadena no es un caso aislado de fracaso, sino que es parte de un ajuste estructural más profundo en la industria de las criptomonedas.
En este proceso, aquellos que nunca han logrado realizar un “ajuste producto-mercado” (PMF), que nunca han desarrollado una posición especializada y que no han creado una capa de infraestructura con aplicaciones de soporte atractivas, irán saliendo gradualmente del mercado.
El camino hacia la desesperación
El punto de partida de Kadena combina “antecedentes de la industria” y “una gran visión”.
El proyecto fue fundado por los ex ingenieros de JPMorgan Stuart Popejoy y William Martino, y al lanzarse en 2018 prometió ofrecer funciones que Ethereum no podía realizar en ese momento, como implementar contratos inteligentes de prueba de trabajo (PoW) de alto rendimiento a través de un sistema llamado “Cadenas trenzadas”.
Su lenguaje de programación exclusivo, Pact, se centra en “código legible por humanos” y “verificación formal”, con el objetivo de posicionar a Kadena como una red de cadena de bloques que “combina seguridad y escalabilidad”.
Pero “la falta de innovación adoptada por los usuarios es, al final, solo una historia incompleta”.
Kadena lanzó su red principal en 2019, construyendo un ecosistema de desarrolladores de escala limitada. Según datos de CoinMarketCap, en 2021 su valoración alcanzó casi 4 mil millones de dólares, pero desde entonces ha caído más del 99% desde su punto máximo.
Durante este tiempo, solo han surgido unas pocas aplicaciones descentralizadas principales en el ecosistema de Kadena, como Babena, y el valor total bloqueado (TVL) de Babena alcanzó un pico de solo 800,000 dólares.
Al mismo tiempo, la liquidez sigue fluyendo hacia ecosistemas que atraen más a los usuarios, comenzando por Ethereum, Solana, y luego las redes de segunda capa como Base, que están construidas directamente sobre Ethereum.
El investigador de criptomonedas Noveleader señaló que, a lo largo de los años, Kadena no ha logrado desafiar la posición dominante de la máquina virtual de Ethereum, y la tendencia de precios de su token KDA y el desarrollo de proyectos dentro de su ecosistema también han sido difíciles.
Este fenómeno revela la contradicción central detrás de la suspensión de Kadena: en la actual economía de criptomonedas, la oferta y la demanda están gravemente desajustadas.
Desde 2021, el capital de riesgo ha inyectado miles de millones de dólares en el ámbito de las “redes de primera capa modular”, “redes de segunda capa” y “Rollups”, todos los cuales prometen resolver problemas de “escalabilidad”, “descentralización” o “costos de transacción”.
Sin embargo, el tamaño del mercado de usuarios reales casi no ha crecido.
Según los datos de L2Beat y DeFiLlama, actualmente hay más de 100 proyectos de actualización continua y más de 200 cadenas independientes en diversos ecosistemas (desde cadenas bifurcadas de Ethereum hasta cadenas de aplicaciones basadas en Cosmos).
Pero la gran mayoría de los usuarios activos diarios (DAU) son menos de 2000 personas.
La razón es simple: todos están compitiendo por el mismo grupo de participantes, incluidos los comerciantes, los agricultores de rendimiento y los proveedores de liquidez, pero no han logrado ofrecer ningún valor nuevo.
El desarrollador de startups Greg Tomaselli resumió con precisión esta situación: “Las redes de cadena de bloques sin una propuesta de valor clara y escenarios de aplicación amplios, finalmente difícilmente escaparán al destino del fracaso.”
Ilusión de diferenciación
El colapso de Kadena revela una verdad que la industria no quiere enfrentar: la novedad tecnológica no equivale a “ajuste producto-mercado”.
Casi cada nueva Cadena de bloques afirma que puede resolver los problemas de “escalabilidad”, “latencia” o “eficiencia de tarifas de Gas”.
Pero pocos proyectos pueden explicar: cuando la mayoría de los usuarios ya están profundamente inmersos en el ecosistema de Ethereum, Solana o Binance, ¿quién realmente necesita una nueva cadena?
Al igual que muchas “redes de primera capa ambiciosas”, Kadena intenta diferenciarse a través de “métricas de rendimiento”, su arquitectura de cadena proporciona un alto rendimiento mientras mantiene la seguridad de la prueba de trabajo.
Pero en la industria de las criptomonedas, “rendimiento” ya es un “bien homogéneo”.
Una vez que la red puede procesar miles de transacciones por segundo, el núcleo de la “diferenciación” pasará de la “velocidad de operación” a la “finalidad de operación”.
El éxito de Ethereum no se debe a ser “el más rápido”, sino a que se ha convertido en el “ecosistema predeterminado” de tokens, organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) y protocolos de financiamiento descentralizado (DeFi); el ascenso de Solana se debe a que ha fomentado escenarios de comercio de alta frecuencia y aplicaciones sociales.
Y al igual que proyectos como Kadena y EOS, nunca ha definido claramente su posición central, además de ser “mejor que las cadenas existentes”.
Esta lógica de “construir la cadena primero y luego esperar al mercado” es el núcleo de la burbuja de infraestructura, cada nueva cadena persigue “demandas imaginarias”, mientras que los usuarios se concentran continuamente en ecosistemas con “liquidez y cultura comunitaria”.
El resultado final es: cientos de redes “técnicamente viables pero económicamente irrelevantes” continúan operando por inercia, y gradualmente se dirigen hacia la extinción.
Era de la especialización
Además, el auge de la segunda capa de la red del ecosistema de Ethereum y el fortalecimiento de su posición dominante han reescrito por completo las “reglas del juego” en el diseño de infraestructuras.
AminCad, un participante clave del ecosistema de Ethereum, señaló que casi todas las “redes alternativas de primera capa de corriente principal con una capitalización de mercado considerable” se lanzaron antes de la “Actualización Dencun” de Ethereum.
Y esta actualización ha mejorado significativamente la escalabilidad de Ethereum y reducido los costos de transacción de las soluciones de segunda capa.
Él cree que esta actualización ha hecho que el “supuesto premium de primera capa” de estas cadenas alternativas se vuelva completamente ineficaz, “reduciéndose básicamente a un vestigio de la era de escalabilidad de la segunda capa de Ethereum”.
AminCad dijo: “Hoy en día, desde la perspectiva de la ‘escalabilidad’, no hay razón para elegir ‘iniciar como una red de primera capa alternativa’, en lugar de ‘una red de segunda capa con Ethereum como capa de liquidación’. Por lo tanto, no hay evidencia de que una cadena recién iniciada pueda obtener algún tipo de prima a través de una ‘arquitectura de capa única’.”
Él también mencionó que la segunda capa de Cadena de bloques con Ethereum como capa de liquidación a largo plazo tiene un costo operativo aproximadamente un 99% más bajo que una “red de primera capa alternativa independiente”.
Al mismo tiempo, el mercado está “recompensando la especialización en lugar de la generalización”.
Las cadenas de bloques exitosas ya no se posicionan como “plataformas universales”, sino como “entidades económicas digitales centradas en sectores verticales específicos”.
Por ejemplo, Plasma y redes de primera capa como TRON se centran en “pagos globales con monedas estables”, ofreciendo transferencias instantáneas, tarifas muy bajas y compatibilidad completa con EVM.
La ventaja competitiva de estas cadenas no es “capacidad de procesamiento general”, sino “ocupar nichos específicos”.
Su núcleo diferencial radica en “utilidad y narrativa”, y no en mera “arquitectura”; en contraste, Kadena carece de ambas.
Esta transformación marca la entrada de la industria en una “fase más madura”: de la “vanidad tecnológica” a la “gravedad económica”.
Por lo tanto, las cadenas que puedan sobrevivir en la “próxima ola de integración” deben poseer las siguientes características: “demanda sostenible” que atraiga a usuarios reales, un volumen de transacciones estable, y un ciclo de valor que “pueda demostrar el valor de su espacio en la cadena de bloques”.
Integración próxima
El fracaso de Kadena presagia el futuro de la “capa de infraestructura sobreconstruida” de las criptomonedas. El mercado no puede soportar la situación de “cientos de cadenas compitiendo por el mismo grupo de liquidez y recursos de desarrolladores”.
En ciclos anteriores, el “capital frenético” ocultó la ineficiencia de la industria, los fondos de riesgo incubaron docenas de proyectos de red de primera capa, asumiendo que cada proyecto podría encontrar un nicho de mercado.
Pero “la liquidez no es infinita”, los usuarios siempre tienden a elegir opciones con “mayor conveniencia”.
En los próximos años, “la integración” reemplazará a “la expansión”: algunas redes se fusionarán o interoperarán a través de “ordenadores compartidos” o “marcos modular”; otras caerán en un silencio sutil, dejando solo huellas en los archivos de GitHub.
Y solo aquellas redes que “tienen una clara orientación en un campo vertical” (como juegos, redes sociales, activos del mundo real (RWA), finanzas institucionales) pueden sobrevivir como “ecosistemas independientes”.
Esta lógica es similar a la de las primeras etapas de Internet: hubo decenas de protocolos compitiendo por la dominación, pero al final solo unos pocos, como HTTP y DNS, se convirtieron en “estándares universales”, mientras que los demás fueron eliminados silenciosamente.
Hoy en día, la industria de las criptomonedas está entrando en su “fase de eliminación”.
Para los desarrolladores, esto significa que las “Cadenas de bloques de vanidad” se reducirán y más “infraestructura componible” se construirá sobre un “ecosistema verificado”.
Para los inversores, esto es un recordatorio: “Diseñar la primera capa de la red” ya no es “una apuesta amplia a la innovación”, sino “una apuesta selectiva a la 'gravedad de la red'”, el núcleo está en la capacidad de “atraer y retener capital” y no en la simple “capacidad de cálculo”.
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De una valoración de 4 mil millones de dólares a cerrar sus puertas. ¿Quién será el siguiente después del colapso de Kadena?
La empresa operativa detrás de la Kadena Cadena de bloques, Kadena Organization, anunció su cese de operaciones el 21 de octubre. Su comunicado es formal, tranquilo, pero tan conciso que resulta desgarrador.
La empresa agradeció a la comunidad, mencionando que el “entorno del mercado” es la razón de la suspensión y confirmó que detendrá inmediatamente todas las actividades comerciales y el trabajo de mantenimiento de la Cadena de bloques.
En la última notificación de la plataforma X (anteriormente Twitter), el equipo recordó a los usuarios: debido a que los mineros seguirán manteniendo la seguridad de la red y el código se mantendrá como código abierto, esta Cadena de bloques seguirá existiendo en el nivel tecnológico.
Sin embargo, bajo esta “permanencia” a nivel técnico, se oculta una realidad más cruel: la vitalidad económica de Kadena y la base de su comunidad ya no existen.
La suspensión de Kadena no es un caso aislado de fracaso, sino que es parte de un ajuste estructural más profundo en la industria de las criptomonedas.
En este proceso, aquellos que nunca han logrado realizar un “ajuste producto-mercado” (PMF), que nunca han desarrollado una posición especializada y que no han creado una capa de infraestructura con aplicaciones de soporte atractivas, irán saliendo gradualmente del mercado.
El camino hacia la desesperación
El punto de partida de Kadena combina “antecedentes de la industria” y “una gran visión”.
El proyecto fue fundado por los ex ingenieros de JPMorgan Stuart Popejoy y William Martino, y al lanzarse en 2018 prometió ofrecer funciones que Ethereum no podía realizar en ese momento, como implementar contratos inteligentes de prueba de trabajo (PoW) de alto rendimiento a través de un sistema llamado “Cadenas trenzadas”.
Su lenguaje de programación exclusivo, Pact, se centra en “código legible por humanos” y “verificación formal”, con el objetivo de posicionar a Kadena como una red de cadena de bloques que “combina seguridad y escalabilidad”.
Pero “la falta de innovación adoptada por los usuarios es, al final, solo una historia incompleta”.
Kadena lanzó su red principal en 2019, construyendo un ecosistema de desarrolladores de escala limitada. Según datos de CoinMarketCap, en 2021 su valoración alcanzó casi 4 mil millones de dólares, pero desde entonces ha caído más del 99% desde su punto máximo.
Durante este tiempo, solo han surgido unas pocas aplicaciones descentralizadas principales en el ecosistema de Kadena, como Babena, y el valor total bloqueado (TVL) de Babena alcanzó un pico de solo 800,000 dólares.
Al mismo tiempo, la liquidez sigue fluyendo hacia ecosistemas que atraen más a los usuarios, comenzando por Ethereum, Solana, y luego las redes de segunda capa como Base, que están construidas directamente sobre Ethereum.
El investigador de criptomonedas Noveleader señaló que, a lo largo de los años, Kadena no ha logrado desafiar la posición dominante de la máquina virtual de Ethereum, y la tendencia de precios de su token KDA y el desarrollo de proyectos dentro de su ecosistema también han sido difíciles.
Este fenómeno revela la contradicción central detrás de la suspensión de Kadena: en la actual economía de criptomonedas, la oferta y la demanda están gravemente desajustadas.
Desde 2021, el capital de riesgo ha inyectado miles de millones de dólares en el ámbito de las “redes de primera capa modular”, “redes de segunda capa” y “Rollups”, todos los cuales prometen resolver problemas de “escalabilidad”, “descentralización” o “costos de transacción”.
Sin embargo, el tamaño del mercado de usuarios reales casi no ha crecido.
Según los datos de L2Beat y DeFiLlama, actualmente hay más de 100 proyectos de actualización continua y más de 200 cadenas independientes en diversos ecosistemas (desde cadenas bifurcadas de Ethereum hasta cadenas de aplicaciones basadas en Cosmos).
Pero la gran mayoría de los usuarios activos diarios (DAU) son menos de 2000 personas.
La razón es simple: todos están compitiendo por el mismo grupo de participantes, incluidos los comerciantes, los agricultores de rendimiento y los proveedores de liquidez, pero no han logrado ofrecer ningún valor nuevo.
El desarrollador de startups Greg Tomaselli resumió con precisión esta situación: “Las redes de cadena de bloques sin una propuesta de valor clara y escenarios de aplicación amplios, finalmente difícilmente escaparán al destino del fracaso.”
Ilusión de diferenciación
El colapso de Kadena revela una verdad que la industria no quiere enfrentar: la novedad tecnológica no equivale a “ajuste producto-mercado”.
Casi cada nueva Cadena de bloques afirma que puede resolver los problemas de “escalabilidad”, “latencia” o “eficiencia de tarifas de Gas”.
Pero pocos proyectos pueden explicar: cuando la mayoría de los usuarios ya están profundamente inmersos en el ecosistema de Ethereum, Solana o Binance, ¿quién realmente necesita una nueva cadena?
Al igual que muchas “redes de primera capa ambiciosas”, Kadena intenta diferenciarse a través de “métricas de rendimiento”, su arquitectura de cadena proporciona un alto rendimiento mientras mantiene la seguridad de la prueba de trabajo.
Pero en la industria de las criptomonedas, “rendimiento” ya es un “bien homogéneo”.
Una vez que la red puede procesar miles de transacciones por segundo, el núcleo de la “diferenciación” pasará de la “velocidad de operación” a la “finalidad de operación”.
El éxito de Ethereum no se debe a ser “el más rápido”, sino a que se ha convertido en el “ecosistema predeterminado” de tokens, organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) y protocolos de financiamiento descentralizado (DeFi); el ascenso de Solana se debe a que ha fomentado escenarios de comercio de alta frecuencia y aplicaciones sociales.
Y al igual que proyectos como Kadena y EOS, nunca ha definido claramente su posición central, además de ser “mejor que las cadenas existentes”.
Esta lógica de “construir la cadena primero y luego esperar al mercado” es el núcleo de la burbuja de infraestructura, cada nueva cadena persigue “demandas imaginarias”, mientras que los usuarios se concentran continuamente en ecosistemas con “liquidez y cultura comunitaria”.
El resultado final es: cientos de redes “técnicamente viables pero económicamente irrelevantes” continúan operando por inercia, y gradualmente se dirigen hacia la extinción.
Era de la especialización
Además, el auge de la segunda capa de la red del ecosistema de Ethereum y el fortalecimiento de su posición dominante han reescrito por completo las “reglas del juego” en el diseño de infraestructuras.
AminCad, un participante clave del ecosistema de Ethereum, señaló que casi todas las “redes alternativas de primera capa de corriente principal con una capitalización de mercado considerable” se lanzaron antes de la “Actualización Dencun” de Ethereum.
Y esta actualización ha mejorado significativamente la escalabilidad de Ethereum y reducido los costos de transacción de las soluciones de segunda capa.
Él cree que esta actualización ha hecho que el “supuesto premium de primera capa” de estas cadenas alternativas se vuelva completamente ineficaz, “reduciéndose básicamente a un vestigio de la era de escalabilidad de la segunda capa de Ethereum”.
AminCad dijo: “Hoy en día, desde la perspectiva de la ‘escalabilidad’, no hay razón para elegir ‘iniciar como una red de primera capa alternativa’, en lugar de ‘una red de segunda capa con Ethereum como capa de liquidación’. Por lo tanto, no hay evidencia de que una cadena recién iniciada pueda obtener algún tipo de prima a través de una ‘arquitectura de capa única’.”
Él también mencionó que la segunda capa de Cadena de bloques con Ethereum como capa de liquidación a largo plazo tiene un costo operativo aproximadamente un 99% más bajo que una “red de primera capa alternativa independiente”.
Al mismo tiempo, el mercado está “recompensando la especialización en lugar de la generalización”.
Las cadenas de bloques exitosas ya no se posicionan como “plataformas universales”, sino como “entidades económicas digitales centradas en sectores verticales específicos”.
Por ejemplo, Plasma y redes de primera capa como TRON se centran en “pagos globales con monedas estables”, ofreciendo transferencias instantáneas, tarifas muy bajas y compatibilidad completa con EVM.
La ventaja competitiva de estas cadenas no es “capacidad de procesamiento general”, sino “ocupar nichos específicos”.
Su núcleo diferencial radica en “utilidad y narrativa”, y no en mera “arquitectura”; en contraste, Kadena carece de ambas.
Esta transformación marca la entrada de la industria en una “fase más madura”: de la “vanidad tecnológica” a la “gravedad económica”.
Por lo tanto, las cadenas que puedan sobrevivir en la “próxima ola de integración” deben poseer las siguientes características: “demanda sostenible” que atraiga a usuarios reales, un volumen de transacciones estable, y un ciclo de valor que “pueda demostrar el valor de su espacio en la cadena de bloques”.
Integración próxima
El fracaso de Kadena presagia el futuro de la “capa de infraestructura sobreconstruida” de las criptomonedas. El mercado no puede soportar la situación de “cientos de cadenas compitiendo por el mismo grupo de liquidez y recursos de desarrolladores”.
En ciclos anteriores, el “capital frenético” ocultó la ineficiencia de la industria, los fondos de riesgo incubaron docenas de proyectos de red de primera capa, asumiendo que cada proyecto podría encontrar un nicho de mercado.
Pero “la liquidez no es infinita”, los usuarios siempre tienden a elegir opciones con “mayor conveniencia”.
En los próximos años, “la integración” reemplazará a “la expansión”: algunas redes se fusionarán o interoperarán a través de “ordenadores compartidos” o “marcos modular”; otras caerán en un silencio sutil, dejando solo huellas en los archivos de GitHub.
Y solo aquellas redes que “tienen una clara orientación en un campo vertical” (como juegos, redes sociales, activos del mundo real (RWA), finanzas institucionales) pueden sobrevivir como “ecosistemas independientes”.
Esta lógica es similar a la de las primeras etapas de Internet: hubo decenas de protocolos compitiendo por la dominación, pero al final solo unos pocos, como HTTP y DNS, se convirtieron en “estándares universales”, mientras que los demás fueron eliminados silenciosamente.
Hoy en día, la industria de las criptomonedas está entrando en su “fase de eliminación”.
Para los desarrolladores, esto significa que las “Cadenas de bloques de vanidad” se reducirán y más “infraestructura componible” se construirá sobre un “ecosistema verificado”.
Para los inversores, esto es un recordatorio: “Diseñar la primera capa de la red” ya no es “una apuesta amplia a la innovación”, sino “una apuesta selectiva a la 'gravedad de la red'”, el núcleo está en la capacidad de “atraer y retener capital” y no en la simple “capacidad de cálculo”.