Boeing ha alcanzado un hito importante en la aviación de combate no tripulada, demostrando con éxito la capacidad del MQ-28 Collaborative Combat Aircraft para comprometerse y destruir de forma autónoma un objetivo en vuelo utilizando armamento en vivo. Este avance representa el primer compromiso operativo autónomo aire-aire que utiliza el sistema de misiles Raytheon AIM-120 AMRAAM, marcando un momento transformador en las capacidades de guerra aérea moderna.
La misión coordinada reunió múltiples plataformas avanzadas en un entorno de red integrado. Un sistema de alerta temprana en vuelo E-7A Wedgetail sirvió como núcleo de mando, orquestando la operación mientras mantenía la custodia del MQ-28 durante toda la secuencia de compromiso. Simultáneamente, un F/A-18F Super Hornet se posicionó como plataforma de sensores, detectando el dron objetivo de clase caza y transmitiendo información crítica de orientación de vuelta a través de la red. Este enfoque en capas demostró cómo los sistemas de combate de próxima generación pueden compartir información y distribuir tareas de manera fluida entre múltiples tipos de aeronaves.
La fase de ejecución mostró las capacidades autónomas del MQ-28 en la práctica. Tras recibir datos de orientación procesados, la aeronave se reposicionó en una geometría de compromiso óptima. Después de obtener autorización explícita de la autoridad de mando del E-7A, el MQ-28 ejecutó la intercepción y la liberación de armas, neutralizando con éxito el objetivo drone con precisión. Toda la secuencia validó que las plataformas autónomas pueden operar bajo una supervisión humana adecuada mientras ejecutan decisiones tácticas complejas a velocidades de máquina.
Según Amy List, directora general de Boeing Defence Australia, este logro cambia fundamentalmente la propuesta de valor estratégico de los aviones de combate colaborativos. “Completar el primer compromiso autónomo aire-aire con un AIM-120 establece al MQ-28 como un sistema completamente maduro y operativamente capaz, listo para su empleo en fuerzas integradas”, afirmó.
La operación representa una colaboración entre múltiples partes interesadas: la experiencia en ingeniería de Boeing, la pericia operativa de la Royal Australian Air Force, la participación de la Fuerza Aérea de EE. UU. y contribuciones de socios tecnológicos de la industria. Este enfoque coordinado refleja cómo las capacidades modernas de defensa requieren una integración fluida a través de fronteras organizacionales e internacionales para lograr resultados de combate revolucionarios.
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Primera histórica: La plataforma autónoma MQ-28 logra una victoria en combate aire-aire en una operación conjunta de la RAAF
Boeing ha alcanzado un hito importante en la aviación de combate no tripulada, demostrando con éxito la capacidad del MQ-28 Collaborative Combat Aircraft para comprometerse y destruir de forma autónoma un objetivo en vuelo utilizando armamento en vivo. Este avance representa el primer compromiso operativo autónomo aire-aire que utiliza el sistema de misiles Raytheon AIM-120 AMRAAM, marcando un momento transformador en las capacidades de guerra aérea moderna.
La misión coordinada reunió múltiples plataformas avanzadas en un entorno de red integrado. Un sistema de alerta temprana en vuelo E-7A Wedgetail sirvió como núcleo de mando, orquestando la operación mientras mantenía la custodia del MQ-28 durante toda la secuencia de compromiso. Simultáneamente, un F/A-18F Super Hornet se posicionó como plataforma de sensores, detectando el dron objetivo de clase caza y transmitiendo información crítica de orientación de vuelta a través de la red. Este enfoque en capas demostró cómo los sistemas de combate de próxima generación pueden compartir información y distribuir tareas de manera fluida entre múltiples tipos de aeronaves.
La fase de ejecución mostró las capacidades autónomas del MQ-28 en la práctica. Tras recibir datos de orientación procesados, la aeronave se reposicionó en una geometría de compromiso óptima. Después de obtener autorización explícita de la autoridad de mando del E-7A, el MQ-28 ejecutó la intercepción y la liberación de armas, neutralizando con éxito el objetivo drone con precisión. Toda la secuencia validó que las plataformas autónomas pueden operar bajo una supervisión humana adecuada mientras ejecutan decisiones tácticas complejas a velocidades de máquina.
Según Amy List, directora general de Boeing Defence Australia, este logro cambia fundamentalmente la propuesta de valor estratégico de los aviones de combate colaborativos. “Completar el primer compromiso autónomo aire-aire con un AIM-120 establece al MQ-28 como un sistema completamente maduro y operativamente capaz, listo para su empleo en fuerzas integradas”, afirmó.
La operación representa una colaboración entre múltiples partes interesadas: la experiencia en ingeniería de Boeing, la pericia operativa de la Royal Australian Air Force, la participación de la Fuerza Aérea de EE. UU. y contribuciones de socios tecnológicos de la industria. Este enfoque coordinado refleja cómo las capacidades modernas de defensa requieren una integración fluida a través de fronteras organizacionales e internacionales para lograr resultados de combate revolucionarios.