El mercado nunca favorece a nadie, lo que ves como esplendor es solo el reflejo de la marea alta. Cuando obtengas ganancias, recuerda inclinarte y agradecer; cuando pierdas, también debes aprender a levantar la cabeza y mirar el camino.
En un mercado frenético, hay oro por todas partes, pero no olvides que cuando la marea baja, incluso un grano de arena puede convertirse en una piedra de tropiezo.
La verdadera sabiduría no radica en perseguir las oportunidades, sino en reconocer cuándo es el momento de sentarse y observar la corriente.
Si consideras la suerte como una habilidad, eventualmente
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