Un día, recibí una carta. Era una carta de disculpa de su exmarido, quien decía que había cambiado y no nos molestaría más. Le enseñé la carta y se conmovió hasta las lágrimas: 'Gracias, de verdad, gracias'. Sonreí y dije: 'Tonto, somos marido y mujer, no hace falta dar las gracias'.
Esta historia me hace comprender que el matrimonio no es solo la unión de dos personas, sino también la dependencia mutua y el apoyo mutuo de dos corazones. No importa cuántas dificultades haya por delante, mientras estemos juntos, no hay nada que no podamos superar.
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Un día, recibí una carta. Era una carta de disculpa de su exmarido, quien decía que había cambiado y no nos molestaría más. Le enseñé la carta y se conmovió hasta las lágrimas: 'Gracias, de verdad, gracias'. Sonreí y dije: 'Tonto, somos marido y mujer, no hace falta dar las gracias'.
Esta historia me hace comprender que el matrimonio no es solo la unión de dos personas, sino también la dependencia mutua y el apoyo mutuo de dos corazones. No importa cuántas dificultades haya por delante, mientras estemos juntos, no hay nada que no podamos superar.