Al ver los datos recientes de salida de fondos, muchos probablemente se sientan algo nerviosos. Pero al analizarlo detenidamente, esta situación nos resulta familiar: cada vez que se acerca una gran tendencia de altcoins, el mercado pasa por un período de calma similar.

Al revisar los registros históricos, lo entendemos claramente. Antes del inicio de la tendencia alcista de 2017, las altcoins apenas recibían atención, el mercado estaba extremadamente frío. ¿Y qué pasó después? Una vez que la tendencia comenzó, las criptomonedas con mayores aumentos fueron precisamente aquellas que habían sido ignoradas. La situación antes del auge de DeFi en 2021 fue similar: la capitalización total de las altcoins seguía bajando, muchos estaban pesimistas en ese momento, pero las ganancias posteriores fueron sorprendentes.

¿por qué siempre se repite este patrón? La razón es simple. Cuando entra mucho dinero, lo que más molesta es un mercado lleno de ruido. Cuando el mercado se enfría, los inversores minoristas menos firmes salen automáticamente, y los proyectos basura son eliminados en gran medida. En ese momento, la capitalización disminuye, y cuando empieza a subir, resulta mucho más fácil. La salida de fondos en esta ola actual en realidad es una "limpieza" total.

Algunos dicen que la salida de fondos es una señal de mercado bajista, pero al ver hacia dónde van los fondos, se puede entender la verdad. Bitcoin, oro, acciones tradicionales y otros activos atraen mucho capital, lo que indica que los grandes fondos no han salido realmente, sino que solo se han desplazado temporalmente a lugares más seguros para esperar. Cuando el ánimo del mercado mejore, la velocidad con la que estos fondos vuelven al mercado de altcoins será sorprendente. Lo que buscan es una "habitación vacía", limpia y sin posiciones atadas, y justo ahora están limpiando esa habitación.

Un nuevo ciclo narrativo está en gestación, la historia de las monedas antiguas ha llegado a su fin, y los nuevos protagonistas de interés están a punto de aparecer. Esto no es el fin del mundo, sino una fase necesaria antes de un renacimiento.