¿Alguna vez has hecho cuentas de esta historia?: una cantidad de dinero de la generación de tus padres podía mantener a toda la familia durante un año, y hoy en día quizás ni siquiera cubre un mes de gastos cotidianos. Esto no solo es un aumento en los precios, en definitiva, es tu dinero en el bolsillo que se evapora de manera invisible. Mientras la máquina de imprimir billetes siga funcionando, los ahorros de cada uno se diluyen poco a poco—este proceso es aterradoramente silencioso.

A lo largo de la historia no han faltado ejemplos así. La crisis económica de Zimbabue no es una anécdota graciosa, sino una lección viva: cuando la confianza en la moneda se pierde, por mucho que se imprima papel moneda, no se puede comprar ni un simple pan. ¿Y quiénes controlan la emisión de dinero? Ya han cambiado sus activos a dólares u otros activos sólidos para escapar.

Esto también explica por qué en estos años cada vez más personas están entrando en el mercado de las criptomonedas. No malinterpretes, no todos están apostando a hacerse ricos de la noche a la mañana. Para muchos, poseer activos que no puedan ser emitidos arbitrariamente o congelados, es una verdadera necesidad—una lucha activa y necesaria por defender la riqueza.

Pero surge un nuevo problema. Cuando activos tradicionales como acciones, bonos o bienes raíces empiezan a entrar en el mundo en cadena en forma de tokens (RWA), ¿quién garantiza que sus precios sean reales e imposibles de manipular? Si el poder de fijar precios puede ser distorsionado, solo estamos trasladando la riqueza de una jaula física a otra digital—buesamente, seguimos atrapados.

Ese es el verdadero desafío. Y la misión de proyectos como las oráculos descentralizados es precisamente resolverlo. Utilizan código y mecanismos de incentivos económicos para construir una capa de protección: una capa de fijación de precios de hechos, resistente a manipulaciones, distribuida. No involucra posturas políticas, simplemente usa la tecnología para asegurar que el proceso de descubrimiento de precios de los activos en cadena sea transparente y confiable.

En lugar de quejarse impotentes de la máquina de imprimir billetes, esta solución tecnológica es claramente más práctica.