En 2024, las compras netas de oro por parte de los bancos centrales mundiales alcanzaron las 1136 toneladas, siendo ya el tercer año consecutivo en el que superan la barrera de las mil toneladas. Polonia, Brasil, Turquía, Singapur—desde países desarrollados hasta mercados emergentes—los bancos centrales de todos los países están acumulando oro colectivamente, lo que no solo es una decisión de inversión, sino que también parece una transferencia silenciosa de consenso.

¿¿Por qué tanta locura?? La lógica detrás de esto es muy contundente. La proporción de reservas en dólares estadounidenses cayó a un mínimo histórico del 44%, y el saldo de bonos del Tesoro estadounidense ya se ha disparado a 38 billones de dólares. Detrás de estas cifras hay grietas en el sistema de crédito. En un contexto de aumento de los riesgos geopolíticos, nadie quiere quedar atrapado, y el oro se ha convertido en esa carta más sólida—no se devalúa, no está controlado por ningún país, y es la bóveda de seguridad definitiva.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal se encuentra en una encrucijada. Por un lado, necesita reducir las tasas para estabilizar el crecimiento; por otro, le preocupa que el dólar se debilite. El Banco Central Europeo ya ha detenido los recortes de tasas, Japón ha aumentado las tasas en sentido contrario, y ante esta política fragmentada, la situación del dólar se vuelve cada vez más insostenible.

Las operaciones de China son aún más dignas de atención—con 13 meses consecutivos de aumento, las reservas de oro ya superan las 2300 toneladas, con un ritmo estable y una planificación a largo plazo, reflejando una convicción firme en las tendencias a largo plazo.

El precio del oro ya ha superado los 4500 dólares, ¿deberías subirte al carro? Eso depende de tu tolerancia al riesgo. La acumulación de oro a nivel de bancos centrales es una cuestión de estrategia nacional, mientras que los inversores comunes que persiguen precios altos de forma ciega asumen riesgos considerables. Pero la tendencia es clara: el sistema de confianza en las monedas globales está experimentando una reestructuración invisible, y el valor del oro como reserva de activos definitiva está siendo reevaluado. Cómo terminará esta transferencia de activos, merece una atención continua.