La inteligencia artificial se ha exagerado mucho, especialmente en el mundo de las criptomonedas. La verdad es que la IA realmente tiene la oportunidad de mejorar algunos aspectos del DeFi — como la gestión de riesgos, la eficiencia en la toma de decisiones y la transparencia. Pero para aprovechar realmente esta tecnología, primero hay que entender qué puede hacer y qué no puede hacer.

Primero, aclaremos dos conceptos. DeFi es un ecosistema financiero descentralizado construido sobre blockchain, que incluye protocolos de préstamo, provisión de liquidez y varias plataformas de intercambio descentralizado (DEX). La IA, en términos sencillos, es la capacidad de las computadoras para simular comportamientos inteligentes. En el ámbito financiero, la IA ya se está usando — detección de fraude, robots de trading, e incluso chatbots de atención al cliente son aplicaciones comunes.

¿Y por qué pueden combinarse estas dos tecnologías? Porque sus objetivos se superponen — ambos buscan mejorar la eficiencia, aumentar la transparencia, reducir las barreras de entrada y, en última instancia, desafiar el orden establecido en las finanzas tradicionales. DeFi ha cambiado qué productos pueden acceder las personas, y la IA cambia la forma en que interactuamos con esos productos.

Pero aquí surge una cuestión clave: análisis predictivo, contratos inteligentes automatizados, puntuaciones de crédito en la cadena, todo esto suena muy bien, pero en la práctica puede complicar las cosas. No debemos establecer metas poco realistas solo por buscar altos rendimientos, ni tampoco eliminar por completo la toma de decisiones humanas y la responsabilidad solo porque contamos con IA.

Entonces, ¿cómo debemos abordar racionalmente la aplicación de la IA en DeFi? Es importante encontrar los verdaderos puntos de innovación, evitar la moda y la especulación. La tecnología es una herramienta, no un salvador. Solo las aplicaciones que resuelvan problemas reales y mejoren la experiencia del usuario merecen atención, no usar IA solo por usarla.