Este año, las importaciones de productos navideños en Estados Unidos han caído aproximadamente un 25%, pero los precios no han bajado; al contrario, han subido. La razón detrás de esto es muy dura: más del 80% de los árboles de Navidad artificiales vendidos en Estados Unidos provienen de China, y las políticas arancelarias una tras otra han elevado directamente el precio de los productos en aproximadamente un 20%.

Alguien ha calculado que el costo de producir estos árboles localmente en Estados Unidos es tres veces mayor que en China, por lo que no tienen ninguna competitividad. Por lo tanto, al final, los minoristas y los consumidores tienen que pagar con su bolsillo; la cuenta de los aranceles, en última instancia, la pagan las personas comunes. En este juego comercial, el precio de los productos se ha convertido en el indicador más directo del clima económico.