Estos últimos años, la integración entre las finanzas tradicionales y la cadena de bloques se ha intensificado cada vez más, especialmente en el sector de RWA (tokenización de activos del mundo real). La participación de grandes instituciones ha elevado directamente el entusiasmo del mercado. La entrada de gigantes financieros como BlackRock no solo implica un flujo de capital, sino que también representa el reconocimiento de toda la industria hacia esta dirección.

Desde el punto de vista regulatorio, las cosas también están comenzando a aclararse. Estados Unidos está preparando el camino para la tokenización de valores, mientras que Hong Kong se posiciona como un centro de comercio compliant. Estas señales transmiten un mismo mensaje: los activos financieros digitalizados ya no son una tendencia futura, sino una realidad presente.

La magia de la tecnología de tokenización radica en que cambia la lógica de operación de los activos tradicionales. Los productos financieros que antes requerían una gran inversión ahora pueden dividirse en unidades más pequeñas, permitiendo que los inversores minoristas tengan la oportunidad de participar. Lo más importante es que estos activos pueden negociarse las 24 horas, sin las restricciones de cierre de los intercambios, lo que mejora directamente la eficiencia en el uso del capital. Con mayor liquidez, el descubrimiento del valor de los activos será más completo, y también se estimulará la vitalidad del mercado en general.