WhiteWhale, un proyecto creado por el CTO, ahora tiene una capitalización de mercado que supera los 19 millones, y esa trayectoria de crecimiento en sí misma indica algo. Y la historia del proyecto Krill es completamente diferente: esa ruptura en la colaboración se convirtió en el mejor telón de fondo, permitiendo a toda la comunidad entender mejor el posicionamiento de Krill: somos los participantes de base, aquellos que son ignorados pero que realmente impulsan la ecología. La metáfora de los peces de alimentación de base suena humilde, pero en realidad insinúa una lógica profunda: pequeños proyectos y pequeños poseedores que se reúnen pueden generar una gran energía potencial. Por eso, Krill tiene la oportunidad de complementarse e incluso colaborar con proyectos como WhiteWhale. La verdadera pregunta es: ¿quién liderará el próximo capítulo de esta historia? ¿La comunidad o el capital? Si es la comunidad, entonces la oportunidad de Krill realmente comienza.