El mercado de oro y plata está entrando en territorios nunca antes explorados, siguiendo un repunte rápido tras las vacaciones que los analistas consideran refleja una creciente tensión en el sistema financiero global.
El precio del oro ha subido a aproximadamente 4.540 dólares por onza después de Navidad, mientras que el precio de la plata superó los 76 dólares en la bolsa Comex y se negocia por encima de 80 dólares en Shanghái, donde la diferencia de precios continúa aumentando.
Los observadores del mercado creen que la velocidad y magnitud de este movimiento indican preocupaciones cada vez mayores sobre las perspectivas macroeconómicas, en un momento en que los inversores parecen buscar seguridad en activos tangibles.
El Fuerte Repunte del Mercado Despierta Advertencias de Peligro.
Aunque los precios han subido considerablemente, las acciones del sector minero han quedado rezagadas respecto a la tendencia alcista, una señal que algunos analistas consideran evidencia de que los traders siguen siendo escépticos sobre la sostenibilidad de esta tendencia.
El economista Peter Schiff argumenta que esta indecisión puede ser un signo de una dinámica subyacente, señalando que “cuando los compradores no creen en la subida de precios, todavía queda un largo camino por recorrer.”
Sin embargo, la discrepancia entre el aumento vertiginoso de los precios de los metales y la valoración de las empresas mineras en niveles bajos también se ve como un indicio de que la estructura del mercado está experimentando problemas.
Preocupaciones Crecientes Sobre la Oferta y la Entrega Diaria
La presión sobre la oferta está surgiendo a medida que las refinerías, responsables de convertir lingotes de oro de 1.000 onzas en lingotes más pequeños según la demanda del mercado asiático, reportan que están operando a plena capacidad.
Algunos analistas advierten que este cuello de botella podría aumentar el riesgo de retrasos en las entregas reales.
No obstante, según Silvertrade, los compradores industriales planean seguir utilizando las existencias actuales a pesar de las limitaciones logísticas.
El director de gestión de fondos ETF, Michael Gayed, describe el entorno actual como inusual y advierte que los inversores deberían considerar estas señales como motivo de preocupación.
Una Tendencia Derivada de la Preocupación Sistémica
Los estrategas creen que la afluencia masiva a los metales preciosos refleja una pérdida de confianza en la estabilidad económica en general.
El comentarista NoLimit comparó la situación actual con patrones vistos antes de crisis pasadas, incluyendo el colapso de la burbuja dot-com, la crisis financiera de 2007 y el shock repo de 2019, cada una comenzando con una oleada de compras de activos defensivos.
Algunos analistas creen que la tendencia alcista de los metales podría ser aún más pronunciada.
Jim Rickards predijo recientemente que el precio del oro podría finalmente alcanzar los 10.000 dólares, y que el precio de la plata podría llegar a los 200 dólares en 2026, si la presión actual continúa extendiéndose en los mercados globales.
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Metales preciosos en auge: una señal de inestabilidad en el sistema financiero global
El mercado de oro y plata está entrando en territorios nunca antes explorados, siguiendo un repunte rápido tras las vacaciones que los analistas consideran refleja una creciente tensión en el sistema financiero global. El precio del oro ha subido a aproximadamente 4.540 dólares por onza después de Navidad, mientras que el precio de la plata superó los 76 dólares en la bolsa Comex y se negocia por encima de 80 dólares en Shanghái, donde la diferencia de precios continúa aumentando. Los observadores del mercado creen que la velocidad y magnitud de este movimiento indican preocupaciones cada vez mayores sobre las perspectivas macroeconómicas, en un momento en que los inversores parecen buscar seguridad en activos tangibles. El Fuerte Repunte del Mercado Despierta Advertencias de Peligro. Aunque los precios han subido considerablemente, las acciones del sector minero han quedado rezagadas respecto a la tendencia alcista, una señal que algunos analistas consideran evidencia de que los traders siguen siendo escépticos sobre la sostenibilidad de esta tendencia. El economista Peter Schiff argumenta que esta indecisión puede ser un signo de una dinámica subyacente, señalando que “cuando los compradores no creen en la subida de precios, todavía queda un largo camino por recorrer.” Sin embargo, la discrepancia entre el aumento vertiginoso de los precios de los metales y la valoración de las empresas mineras en niveles bajos también se ve como un indicio de que la estructura del mercado está experimentando problemas. Preocupaciones Crecientes Sobre la Oferta y la Entrega Diaria La presión sobre la oferta está surgiendo a medida que las refinerías, responsables de convertir lingotes de oro de 1.000 onzas en lingotes más pequeños según la demanda del mercado asiático, reportan que están operando a plena capacidad. Algunos analistas advierten que este cuello de botella podría aumentar el riesgo de retrasos en las entregas reales. No obstante, según Silvertrade, los compradores industriales planean seguir utilizando las existencias actuales a pesar de las limitaciones logísticas. El director de gestión de fondos ETF, Michael Gayed, describe el entorno actual como inusual y advierte que los inversores deberían considerar estas señales como motivo de preocupación. Una Tendencia Derivada de la Preocupación Sistémica Los estrategas creen que la afluencia masiva a los metales preciosos refleja una pérdida de confianza en la estabilidad económica en general. El comentarista NoLimit comparó la situación actual con patrones vistos antes de crisis pasadas, incluyendo el colapso de la burbuja dot-com, la crisis financiera de 2007 y el shock repo de 2019, cada una comenzando con una oleada de compras de activos defensivos. Algunos analistas creen que la tendencia alcista de los metales podría ser aún más pronunciada. Jim Rickards predijo recientemente que el precio del oro podría finalmente alcanzar los 10.000 dólares, y que el precio de la plata podría llegar a los 200 dólares en 2026, si la presión actual continúa extendiéndose en los mercados globales.