La reserva de plata de Londres está siendo vaciada gradualmente. Este viernes, la plata spot rompió los 75 dólares por onza, alcanzando un máximo histórico en cinco días de negociación consecutivos, con un aumento del 161% en lo que va de año.

¿Y qué es lo más loco? Los operadores se ven obligados a alquilar compartimentos de carga en aviones transoceánicos, apurados por enviar en avión cientos de kilos de lingotes de plata. Esta escena nos resulta familiar—la tormenta de liquidez del dólar en 2020, la crisis de los bonos del Tesoro en 2023… Pero esta vez, los protagonistas son la plata.

¿Pero por qué pasa esto? En pocas palabras, la "plata en papel" (contratos) y la "plata real" (oro y plata genuinos) están completamente desconectadas.

Este dato lo explica todo: la diferencia entre la tasa de swap de plata a 1 año y la tasa de referencia de EE. UU. se desplomó a -7.18%. En años normales, considerando costos de almacenamiento y seguros, la plata a plazo debería ser más cara que la spot. Pero ahora, al revés—el precio spot tiene un sobreprecio del 7%, lo que indica que el mercado está desesperado por comprar la plata física.

La raíz del problema está en las existencias. Según datos de la Asociación de Mercados de Oro y Plata de Londres, las existencias de plata se han reducido en un 75% desde su pico en 2019, quedando solo unas 200 millones de onzas disponibles para compra y venta libres. La oferta se aprieta, y la demanda es tan fuerte que la brecha entre los contratos en papel y los activos físicos se está ampliando cada vez más.