Los últimos datos de inflación en Tokio han provocado una reacción bastante fuerte en el mercado. El IPC subyacente cayó a +2.3% mes a mes (valor anterior +2.8%, expectativa del mercado +2.5%), mientras que el indicador general de inflación bajó a +2.0% (valor anterior +2.7%), una caída superior a las expectativas que sorprendió a muchos analistas. Los datos de inflación subyacente también continúan desacelerándose, alcanzando +2.6%.

A simple vista, esto parece una buena noticia. La presión sobre los precios de alimentos y energía se ha aliviado notablemente, pero hay un problema clave: la inflación subyacente todavía se mantiene por encima del objetivo del 2%, lo cual es precisamente la parte que el Banco de Japón encuentra más difícil de manejar. Como indicador del estado de la economía nacional, la tendencia de los datos de Tokio sugiere que la inflación en todo el país también podría desacelerarse gradualmente.

Irónicamente, aunque la inflación está bajando, el Banco de Japón insiste en continuar con las subidas de tasas, lo cual parece ilógico. Pero las consideraciones del banco van mucho más allá de las fluctuaciones de los datos a corto plazo. ¿Cuál es su verdadera intención?

El objetivo principal del Banco de Japón no es simplemente que los datos de inflación bajen a corto plazo, sino construir una confianza a largo plazo en la expectativa de inflación del 2%. Esto significa que deben asegurarse de que las expectativas de inflación puedan mantenerse por encima del 2%, y no solo perseguir una reducción numérica. La sombra de décadas de baja inflación todavía cubre la economía japonesa, y el banco teme que todo su esfuerzo se vea en vano. A través de señales de aumento continuo de tasas, intentan transmitir al mercado un compromiso claro: la era de la baja inflación ya quedó atrás.

Para el mundo de las criptomonedas, esto significa que el entorno de liquidez global todavía presenta incertidumbre. La orientación de la política del Banco de Japón afectará el tipo de cambio del yen, y en consecuencia influirá en los flujos de capital transnacionales y en la asignación de activos de riesgo. Además, será crucial seguir de cerca la interacción entre el ritmo de las políticas del banco y los datos reales.