¿Alguna vez has sentido qué se siente perder tu cuenta bancaria de repente en vísperas de Navidad?

Después de llegar a Estados Unidos, recibí la notificación de cierre de mi cuenta en Chase —el 19 de diciembre, el correo fue tan breve que resultó helado: "Por decisión de la entidad, su cuenta será cerrada." Sin motivo, sin explicación, solo una plantilla fría y una serie de instrucciones para cerrar: destruir la tarjeta, cancelar pagos automáticos, actualizar la billetera electrónica. El banco prometió enviar detalles posteriormente, pero todavía estoy esperando.

Lo que más duele es que en la cuenta aún hay miles de dólares. Todo tipo de facturas estaban configuradas para débito automático. Como nuevo inmigrante en el extranjero, viendo que la Navidad se acercaba, la sensación de no tener una cuenta bancaria fue como una pesadilla real.

No soy la única persona que ha pasado por esto. En noviembre, el CEO de Strike, una compañía de pagos en Bitcoin, también experimentó una situación similar de cierre de cuenta. Esto no es un caso aislado, sino un problema sistémico del sistema financiero tradicional para las personas transnacionales. Los bancos no necesitan una razón; tienen el poder de decidir quién puede tener una cuenta, y esa desigualdad de poder genera una sensación de impotencia.

Precisamente por experiencias como esta, empecé a reevaluar el valor de las criptomonedas. Cuando los bancos tradicionales pueden congelar tus activos por motivos inexplicables, los activos descentralizados y los pagos en criptomonedas resultan especialmente atractivos. Sin control de una sola institución, y sin posibilidad de cierre arbitrario, para personas como yo que cruzamos fronteras, esta independencia financiera puede no ser solo una opción, sino una necesidad.