La cascada de Napo ha cambiado por completo el ecosistema del mercado.

Muchos minoristas fueron eliminados directamente por el cierre de posiciones, y algunos grandes inversores y creadores de mercado tampoco se salvaron. Lo que duele aún más es que una gran cantidad de inversores están atrapados, y los que quedan solo observan; siempre que entra nuevo capital, generalmente se dirige hacia las monedas principales como Bitcoin y Ethereum, y muy pocos se atreven a tocar las altcoins. En definitiva, la atracción por las altcoins ha disminuido gravemente.

¿Dónde está el problema? La confianza en el mercado se ha desplomado. No solo por la reducción de las cuentas, sino también porque la confianza de los minoristas en todo el mundo cripto ha llegado a su punto más bajo.

¿Y cómo romper el ciclo? En teoría, los intercambios, los grandes inversores y los proyectos colaboran para impulsar el mercado, inyectando nuevas expectativas, y así los minoristas se atreven a volver a participar. Pero en la realidad, estos principales actores ya han obtenido ganancias sustanciales en movimientos anteriores y no tienen motivación para invertir más dinero en rescatar el mercado. Cuando ocurrió esa operación, ya tenían claro las consecuencias: los minoristas irían retirándose gradualmente, y al final solo quedarían las instituciones, los grandes inversores y los creadores de mercado luchando por las monedas principales.

Esto no es casualidad, sino una evolución inevitable de la estructura del mercado. Los minoristas han sido filtrados, y todos saben qué tipo de protagonistas serán los que dominen el futuro del mundo cripto.