Cuando se trata de entender los ciclos del mercado, hay un patrón recurrente que ha resistido notablemente durante más de 70 años. El Ciclo de Elecciones Presidenciales no es místico—está basado en datos medibles sobre cómo se comportan los mercados durante los diferentes años del mandato de cuatro años de un presidente. Y si la historia se repite, 2026 podría ser un año desafiante para los inversores en acciones.
Los números cuentan una historia sobria. Entre 1950 y 2023, Western Trust Wealth Management analizó el rendimiento del S&P 500 en los cuatro años de los mandatos presidenciales. Los resultados fueron sorprendentes: los años tres y cuatro en conjunto entregaron un rendimiento promedio del 24,5%, mientras que los años uno y dos en conjunto solo lograron un 12,5%. Pero aquí es donde empeora para 2026—el año dos por sí solo promedió solo un 4,6% anual, muy por debajo del promedio a largo plazo del S&P 500, que ronda el 10%.
Por qué el Año Dos se convierte en un tope en el mercado
Entender el “por qué” detrás de este patrón del ciclo del mercado ayuda a explicar qué podría suceder el próximo año. Según el Almanac del Trader de Acciones, la primera mitad de un mandato presidencial suele estar marcada por crisis, conflictos y vientos en contra económicos. Guerras, recesiones y correcciones del mercado tienden a concentrarse en este período. Piénsalo como la curva de aprendizaje de la administración—la política exterior toma el centro del escenario, las tensiones geopolíticas hierven a fuego lento, y la palanca de estímulo económico permanece inactiva.
La segunda mitad cuenta una historia diferente. Los presidentes se inclinan hacia la gestión económica y políticas favorables al mercado mientras miran las perspectivas electorales de su partido. Los años tres y cuatro se caracterizan por políticas fiscales acomodaticias, consideraciones sobre las tasas y mensajes orientados al crecimiento. Así, el ciclo del mercado refleja una realidad política: la economía se vuelve una prioridad cuando las votos están en juego.
Esto significa que 2026—justo en el año dos del mandato presidencial actual—enfrenta vientos en contra estructurales según este marco del ciclo del mercado histórico. Las preocupaciones geopolíticas pueden dominar los titulares, el estímulo económico podría mantenerse limitado, y los mercados podrían luchar contra este escenario.
Un marco, no una bola de cristal
Vale la pena enfatizar que los patrones históricos no garantizan resultados. Cada ciclo del mercado opera en condiciones únicas—la política de la Fed, eventos globales, inflación, crecimiento de ganancias y disrupciones tecnológicas son factores que importan. La teoría del Ciclo de Elecciones Presidenciales ofrece una lente para ver el riesgo, no un motor de predicciones.
Dicho esto, entender cómo se han comportado los ciclos del mercado en períodos similares da a los inversores una brújula histórica. 2026 entra en un período que, estadísticamente, ha sido la etapa más débil del mercado. Si eso se manifiesta en una corrección, consolidación o una caída total, depende de variables que el marco del ciclo del mercado por sí solo no puede captar.
Los inversores que enfrentan esta realidad tienen opciones: reducir exposición en un año históricamente débil, reequilibrar posiciones o mantener la convicción en la construcción de riqueza a largo plazo a pesar de la volatilidad a corto plazo. El ciclo del mercado no dicta decisiones individuales—simplemente ilumina dónde estamos en un patrón que ha perdurado por generaciones.
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¿Seguirá 2026 el Guion del Ciclo del Mercado? Lo que revelan siete décadas de datos
El patrón del que nadie quiere escuchar
Cuando se trata de entender los ciclos del mercado, hay un patrón recurrente que ha resistido notablemente durante más de 70 años. El Ciclo de Elecciones Presidenciales no es místico—está basado en datos medibles sobre cómo se comportan los mercados durante los diferentes años del mandato de cuatro años de un presidente. Y si la historia se repite, 2026 podría ser un año desafiante para los inversores en acciones.
Los números cuentan una historia sobria. Entre 1950 y 2023, Western Trust Wealth Management analizó el rendimiento del S&P 500 en los cuatro años de los mandatos presidenciales. Los resultados fueron sorprendentes: los años tres y cuatro en conjunto entregaron un rendimiento promedio del 24,5%, mientras que los años uno y dos en conjunto solo lograron un 12,5%. Pero aquí es donde empeora para 2026—el año dos por sí solo promedió solo un 4,6% anual, muy por debajo del promedio a largo plazo del S&P 500, que ronda el 10%.
Por qué el Año Dos se convierte en un tope en el mercado
Entender el “por qué” detrás de este patrón del ciclo del mercado ayuda a explicar qué podría suceder el próximo año. Según el Almanac del Trader de Acciones, la primera mitad de un mandato presidencial suele estar marcada por crisis, conflictos y vientos en contra económicos. Guerras, recesiones y correcciones del mercado tienden a concentrarse en este período. Piénsalo como la curva de aprendizaje de la administración—la política exterior toma el centro del escenario, las tensiones geopolíticas hierven a fuego lento, y la palanca de estímulo económico permanece inactiva.
La segunda mitad cuenta una historia diferente. Los presidentes se inclinan hacia la gestión económica y políticas favorables al mercado mientras miran las perspectivas electorales de su partido. Los años tres y cuatro se caracterizan por políticas fiscales acomodaticias, consideraciones sobre las tasas y mensajes orientados al crecimiento. Así, el ciclo del mercado refleja una realidad política: la economía se vuelve una prioridad cuando las votos están en juego.
Esto significa que 2026—justo en el año dos del mandato presidencial actual—enfrenta vientos en contra estructurales según este marco del ciclo del mercado histórico. Las preocupaciones geopolíticas pueden dominar los titulares, el estímulo económico podría mantenerse limitado, y los mercados podrían luchar contra este escenario.
Un marco, no una bola de cristal
Vale la pena enfatizar que los patrones históricos no garantizan resultados. Cada ciclo del mercado opera en condiciones únicas—la política de la Fed, eventos globales, inflación, crecimiento de ganancias y disrupciones tecnológicas son factores que importan. La teoría del Ciclo de Elecciones Presidenciales ofrece una lente para ver el riesgo, no un motor de predicciones.
Dicho esto, entender cómo se han comportado los ciclos del mercado en períodos similares da a los inversores una brújula histórica. 2026 entra en un período que, estadísticamente, ha sido la etapa más débil del mercado. Si eso se manifiesta en una corrección, consolidación o una caída total, depende de variables que el marco del ciclo del mercado por sí solo no puede captar.
Los inversores que enfrentan esta realidad tienen opciones: reducir exposición en un año históricamente débil, reequilibrar posiciones o mantener la convicción en la construcción de riqueza a largo plazo a pesar de la volatilidad a corto plazo. El ciclo del mercado no dicta decisiones individuales—simplemente ilumina dónde estamos en un patrón que ha perdurado por generaciones.