Este año, los ajustes en la regulación financiera de Estados Unidos han traído muchos cambios al sector bancario. Las autoridades regulatorias permiten a los grandes bancos aumentar su apalancamiento, han mejorado los mecanismos de pruebas de estrés y han relajado las directrices para préstamos de alto riesgo. ¿El resultado? Las seis principales bancos de EE. UU.—JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, Goldman Sachs y Morgan Stanley—han visto su capitalización total pasar de 1.77 billones de dólares a finales del año pasado a 2.37 billones de dólares. Esto significa un crecimiento de 600 mil millones de dólares en solo un año.

Lo más interesante es que estos bancos ahora tienen una gran cantidad de capital ocioso. Anteriormente, habían aumentado su capital siguiendo las reglas antiguas, pero ahora pueden usar ese dinero para absorber riesgos, expandir sus negocios, o para recompras de acciones y dividendos.

Por supuesto, también hay voces que temen que la escala de la relajación regulatoria sea demasiado grande. Pero, según la reacción de los inversores, parece que aún no hay muchas preocupaciones sobre un aumento en la aversión al riesgo de los bancos. El mercado en general considera que, dado el crecimiento limitado en el tamaño de los activos bancarios, todavía tienen suficiente espacio para asumir más riesgos. Sin embargo, algunos analistas señalan que estos riesgos podrían estar ocultos y que solo se harán evidentes con el tiempo.