Hay una frase clásica en Wall Street: "No te pongas en contra de la Reserva Federal". Recientemente, las declaraciones del presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Williams, han añadido peso a esta frase. Sin pelos en la lengua, afirmó que no planean reducir las tasas de interés de inmediato; la mejoría en los datos de inflación anteriores puede haber sido en parte artificial. Con esa declaración, el entusiasmo del mercado por una bajada de tasas en la primavera del próximo año se esfumó al instante.

El índice del dólar se mantiene firme, y Bitcoin, en el nivel clave de 86000 dólares, respira con dificultad.

¿Puede la historia continuar cuando la liquidez se retira?

¿Qué significa para nuestro mercado el cambio de postura de la Reserva Federal a una postura más dura? La respuesta más clara la dan los números. Recientemente, el ritmo de subida y bajada de Bitcoin muestra una tendencia claramente inversa a la política de tasas de interés de la Fed. Lo que resulta aún más interesante es que su correlación con el Nasdaq se está fortaleciendo, acercándose a niveles históricos altos. Esto indica un problema: Bitcoin cada vez se asemeja más a una acción tecnológica de alta volatilidad, y la historia del "oro digital" como refugio, que se vendió como algo seguro, empieza a tambalearse ante un impacto real en el mercado.

El comportamiento del mes pasado ya lo refleja. Cuando la geopolítica se intensificó de repente, el oro subió con fuerza, mientras que Bitcoin cayó junto con los activos de riesgo. La lógica subyacente es bastante simple: la Reserva Federal mantiene las tasas altas, y los bonos del Estado ofrecen una rentabilidad estable; en cambio, Bitcoin, que no genera flujo de caja ni paga intereses, pierde atractivo para los fondos.

¿Y por qué esta presión no es solo una, sino varias, y se ha convertido en un catalizador para la corrección?

Mi sensación es que esta corrección no es simplemente una reacción emocional de los minoristas como en el pasado, sino que se trata de una presión multidimensional que llega simultáneamente. Primero, por el cambio en la postura de la Fed, y segundo, por las expectativas regulatorias que están en el aire. La combinación de múltiples presiones pone a prueba la liquidez de verdad.