#代币分发与募资机制 Mirando hacia atrás, he sido testigo de la auge y caída de demasiados proyectos. La experiencia de Monad en esta ocasión no puede evitar recordarme a esos jóvenes y enérgicos "asesinos de Ethereum". Arthur Hayes fue contundente, señalando que un modelo económico de token con un FDV alto y una baja circulación puede llevar a una caída del 99%. Situaciones como esta no nos son ajenas; las hemos visto en el pasado con frecuencia.
Desde Terra hasta Berachain, y ahora con Monad, parece que cada ciclo trae algunos proyectos que llaman la atención pero que están destinados a la desgracia. La distribución de tokens y los mecanismos de recaudación de fondos siempre son una espada de doble filo. Una distribución demasiado concentrada puede esconder peligros, mientras que planes de desbloqueo demasiado agresivos pueden provocar oleadas de ventas.
El equipo de Monad enfatiza la innovación tecnológica, pero Hayes señaló con precisión que lo que realmente prueba la vitalidad de un proyecto es su capacidad para absorber una gran oferta de tokens. Esto me recuerda a los fracasos tras la fiebre de ICO en 2017. La tecnología es importante, pero una economía de tokens que no cuente con una aplicación práctica y una demanda real, difícilmente podrá sostenerse.
La historia siempre es sorprendentemente similar. En cada ciclo alcista, vemos surgir una serie de nuevas cadenas públicas autoproclamadas revolucionarias, que desaparecen en las etapas bajistas. Los proyectos que realmente logran sobrevivir suelen ser aquellos que han resistido la prueba del mercado y tienen aplicaciones reales.
Este escenario nos recuerda una vez más lo importante que es mantener la racionalidad en medio de la euforia. Por más que los proyectos promuevan sus beneficios, los inversores deben evaluar cuidadosamente los modelos económicos de los tokens y enfocarse en las necesidades reales. Al final, el mercado será quien dé la evaluación más justa.
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#代币分发与募资机制 Mirando hacia atrás, he sido testigo de la auge y caída de demasiados proyectos. La experiencia de Monad en esta ocasión no puede evitar recordarme a esos jóvenes y enérgicos "asesinos de Ethereum". Arthur Hayes fue contundente, señalando que un modelo económico de token con un FDV alto y una baja circulación puede llevar a una caída del 99%. Situaciones como esta no nos son ajenas; las hemos visto en el pasado con frecuencia.
Desde Terra hasta Berachain, y ahora con Monad, parece que cada ciclo trae algunos proyectos que llaman la atención pero que están destinados a la desgracia. La distribución de tokens y los mecanismos de recaudación de fondos siempre son una espada de doble filo. Una distribución demasiado concentrada puede esconder peligros, mientras que planes de desbloqueo demasiado agresivos pueden provocar oleadas de ventas.
El equipo de Monad enfatiza la innovación tecnológica, pero Hayes señaló con precisión que lo que realmente prueba la vitalidad de un proyecto es su capacidad para absorber una gran oferta de tokens. Esto me recuerda a los fracasos tras la fiebre de ICO en 2017. La tecnología es importante, pero una economía de tokens que no cuente con una aplicación práctica y una demanda real, difícilmente podrá sostenerse.
La historia siempre es sorprendentemente similar. En cada ciclo alcista, vemos surgir una serie de nuevas cadenas públicas autoproclamadas revolucionarias, que desaparecen en las etapas bajistas. Los proyectos que realmente logran sobrevivir suelen ser aquellos que han resistido la prueba del mercado y tienen aplicaciones reales.
Este escenario nos recuerda una vez más lo importante que es mantener la racionalidad en medio de la euforia. Por más que los proyectos promuevan sus beneficios, los inversores deben evaluar cuidadosamente los modelos económicos de los tokens y enfocarse en las necesidades reales. Al final, el mercado será quien dé la evaluación más justa.