¿Habéis oído hablar de lo que pasó hace unos días con Upbit en Corea? El ataque de los hackers es casi rutina, pero lo que realmente cabrea es que la empresa matriz, por estar negociando una adquisición con Naver, tardó más de 6 horas en informar a los reguladores. ¿Se pone en riesgo el patrimonio de los usuarios y lo primero que piensan no es en limitar las pérdidas, sino en no afectar la negociación comercial? Esta actuación ejemplifica a la perfección la “prioridad de los intereses de las plataformas centralizadas”.
La verdad, después de algo así, cada vez más gente empieza a preguntarse: ¿de verdad podemos seguir confiando nuestro dinero y seguridad a estas instituciones “demasiado grandes para caer”? Cuando esas plataformas que parecen inquebrantables, en los momentos clave optan por tapar la situación en vez de proteger al usuario, quizá sea momento de replantearse qué es realmente una infraestructura financiera de confianza.
Por eso están cobrando protagonismo protocolos como Falcon Finance. Aquí la lógica es otra: no importa quién seas, solo importa si tienes dinero real moviéndose en la cadena. Los informes de crédito, garantías o investigaciones de antecedentes del préstamo tradicional aquí no sirven. Solo tienes que demostrar que tu cartera ha tenido ingresos estables en los últimos 90 días: ya sea por recompensas de staking, comisiones de LP, o incluso ganancias de estrategias de arbitraje, mientras los datos de flujo de caja estén en la cadena, el protocolo se atreve a prestarte en función de tus ingresos futuros, y el plazo puede ser de varios años.
El núcleo de este sistema es una “fábrica de deuda”: empaqueta y trocea los ingresos futuros del prestatario y los convierte en productos de deuda estandarizados que circulan en el mercado. Es como securitizar tu “capacidad de generar ingresos en el futuro”. Los inversores conservadores pueden comprar participaciones preferentes y cobrar intereses fijos y bajos; los más agresivos pueden apostar por tramos de mayor riesgo y buscar rendimientos más altos. Todo el proceso está en la cadena, con una transparencia total.
Mientras las plataformas centralizadas siguen pidiendo “confía en nosotros” para ganarse la confianza del usuario, este tipo de protocolos ya han escrito las reglas en el código. Nadie puede cambiarlas ni ocultar nada. Esto sí que es un auténtico “no confíes, verifica”.
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DevChive
· hace13h
¿6 horas?? Increíble, ¿y a esto le llaman plataforma financiera?
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GateUser-ccc36bc5
· hace13h
¿Más de 6 horas? Esto es increíble, antes de que los usuarios pudieran reaccionar, los activos ya habían desaparecido.
¿Habéis oído hablar de lo que pasó hace unos días con Upbit en Corea? El ataque de los hackers es casi rutina, pero lo que realmente cabrea es que la empresa matriz, por estar negociando una adquisición con Naver, tardó más de 6 horas en informar a los reguladores. ¿Se pone en riesgo el patrimonio de los usuarios y lo primero que piensan no es en limitar las pérdidas, sino en no afectar la negociación comercial? Esta actuación ejemplifica a la perfección la “prioridad de los intereses de las plataformas centralizadas”.
La verdad, después de algo así, cada vez más gente empieza a preguntarse: ¿de verdad podemos seguir confiando nuestro dinero y seguridad a estas instituciones “demasiado grandes para caer”? Cuando esas plataformas que parecen inquebrantables, en los momentos clave optan por tapar la situación en vez de proteger al usuario, quizá sea momento de replantearse qué es realmente una infraestructura financiera de confianza.
Por eso están cobrando protagonismo protocolos como Falcon Finance. Aquí la lógica es otra: no importa quién seas, solo importa si tienes dinero real moviéndose en la cadena. Los informes de crédito, garantías o investigaciones de antecedentes del préstamo tradicional aquí no sirven. Solo tienes que demostrar que tu cartera ha tenido ingresos estables en los últimos 90 días: ya sea por recompensas de staking, comisiones de LP, o incluso ganancias de estrategias de arbitraje, mientras los datos de flujo de caja estén en la cadena, el protocolo se atreve a prestarte en función de tus ingresos futuros, y el plazo puede ser de varios años.
El núcleo de este sistema es una “fábrica de deuda”: empaqueta y trocea los ingresos futuros del prestatario y los convierte en productos de deuda estandarizados que circulan en el mercado. Es como securitizar tu “capacidad de generar ingresos en el futuro”. Los inversores conservadores pueden comprar participaciones preferentes y cobrar intereses fijos y bajos; los más agresivos pueden apostar por tramos de mayor riesgo y buscar rendimientos más altos. Todo el proceso está en la cadena, con una transparencia total.
Mientras las plataformas centralizadas siguen pidiendo “confía en nosotros” para ganarse la confianza del usuario, este tipo de protocolos ya han escrito las reglas en el código. Nadie puede cambiarlas ni ocultar nada. Esto sí que es un auténtico “no confíes, verifica”.