**¿Quién merece realmente el título de “activo definitivo”: el Bitcoin o el oro?**

Este debate ha vuelto a estar de moda últimamente. El oro ha sido el ganador durante miles de años, gracias al consenso humano y a su escasez física; el Bitcoin ha logrado abrirse camino en apenas una década, apoyado en algoritmos y descentralización. En la superficie parece una lucha entre lo nuevo y lo viejo, pero en realidad es un choque entre dos lógicas diferentes de almacenamiento de valor.

**Pero el mercado ya ha dado su respuesta.**

¿Qué están haciendo las instituciones? Acumular Bitcoin de forma frenética. Tras la apertura del canal de ETF, el dinero de las finanzas tradicionales está entrando en BTC a una velocidad visible. En cada ciclo de halving, la oferta se reduce y el precio se dispara —esta lógica no se aplica al oro. Algunos dicen que el BTC es “oro digital”, pero lo cierto es que está devorando la cuota de mercado del oro como activo refugio.

En una conferencia sobre blockchain se escuchó una opinión contundente: “La tokenización de activos no es una tendencia, es el presente. Tener BTC es, en esencia, apostar por la infraestructura financiera de la próxima generación”. Los jóvenes ya están votando con sus carteras: prefieren comprar 0,001 BTC antes que guardar un lingote de oro.

**¿Volatilidad a corto plazo? Es la norma.**

Miremos al pasado: cada vez que hubo una caída y surgieron dudas, al final resultó ser una señal de entrada. La historia del oro ya se ha contado; la narrativa de BTC acaba de empezar. En un mercado alcista, el mayor error no es comprar caro, sino bajarse demasiado pronto.

En tu asignación de activos, ¿de qué lado estás?