Esta mañana, mientras hacía el repaso temprano del mercado, me tembló la mano: la noticia del ETF de DOGE me dejó completamente desconcertado. Sinceramente, esto ha cambiado por completo mi percepción sobre el mundo de las finanzas tradicionales.
Vamos al grano: que DOGE consiga la aprobación de un ETF tiene un significado que va mucho más allá de lo superficial.
No se trata simplemente del lanzamiento de un producto. Es la primera vez que los grandes fondos institucionales con traje y corbata le dan luz verde a un activo que no es BTC ni ETH. ¿Cuál era la norma antes? O era bitcoin, o era ethereum. ¿Otros? Lo siento, no tenéis sitio en la mesa. ¿Y ahora? Las reglas del juego han cambiado. Mientras el consenso de mercado sea sólido, aunque lleves un meme como logo, Wall Street está dispuesto a poner dinero de verdad.
Detrás de esto hay un cambio de lógica más profundo: antes, todos creían firmemente en la "narrativa tecnológica por encima de todo": ¿no tienes smart contracts? ¿No tienes un ecosistema de soporte? Entonces no eres un activo serio. Pero la aprobación del ETF de DOGE ha desmontado por completo esta teoría. Resulta que la definición de un vehículo de valor no la dicta el equipo técnico, la dicta el consenso del mercado.
¿Y por qué digo que la narrativa AI será la siguiente en tomar el relevo?
La razón es muy sencilla. DOGE ha abierto el camino para que los activos no convencionales lleguen a las instituciones; el siguiente sector que podrá replicar este modelo será aquel que combine solidez tecnológica y popularidad en el discurso. Y AI cumple ambos requisitos: tiene aplicaciones reales y, a nivel narrativo, está en plena tendencia. Algunas de las principales exchanges ya están posicionándose fuerte en el sector de los tokens AI, y no es casualidad, es intuición de mercado.
La atención del mercado está desplazándose: de perseguir únicamente monedas de consenso, a empezar a valorar seriamente el doble valor de "tecnología + consenso".
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Esta mañana, mientras hacía el repaso temprano del mercado, me tembló la mano: la noticia del ETF de DOGE me dejó completamente desconcertado. Sinceramente, esto ha cambiado por completo mi percepción sobre el mundo de las finanzas tradicionales.
Vamos al grano: que DOGE consiga la aprobación de un ETF tiene un significado que va mucho más allá de lo superficial.
No se trata simplemente del lanzamiento de un producto. Es la primera vez que los grandes fondos institucionales con traje y corbata le dan luz verde a un activo que no es BTC ni ETH. ¿Cuál era la norma antes? O era bitcoin, o era ethereum. ¿Otros? Lo siento, no tenéis sitio en la mesa. ¿Y ahora? Las reglas del juego han cambiado. Mientras el consenso de mercado sea sólido, aunque lleves un meme como logo, Wall Street está dispuesto a poner dinero de verdad.
Detrás de esto hay un cambio de lógica más profundo: antes, todos creían firmemente en la "narrativa tecnológica por encima de todo": ¿no tienes smart contracts? ¿No tienes un ecosistema de soporte? Entonces no eres un activo serio. Pero la aprobación del ETF de DOGE ha desmontado por completo esta teoría. Resulta que la definición de un vehículo de valor no la dicta el equipo técnico, la dicta el consenso del mercado.
¿Y por qué digo que la narrativa AI será la siguiente en tomar el relevo?
La razón es muy sencilla. DOGE ha abierto el camino para que los activos no convencionales lleguen a las instituciones; el siguiente sector que podrá replicar este modelo será aquel que combine solidez tecnológica y popularidad en el discurso. Y AI cumple ambos requisitos: tiene aplicaciones reales y, a nivel narrativo, está en plena tendencia. Algunas de las principales exchanges ya están posicionándose fuerte en el sector de los tokens AI, y no es casualidad, es intuición de mercado.
La atención del mercado está desplazándose: de perseguir únicamente monedas de consenso, a empezar a valorar seriamente el doble valor de "tecnología + consenso".