En estos cinco años batallando en este mundillo, he visto a oleadas de personas lanzarse con sueños de hacerse ricos de la noche a la mañana, y marcharse después cargando deudas y frustración. No fue hasta que yo mismo pasé de tener unas ganancias flotantes de 4 millones a deber 300.000, el día que firmé el contrato para vender mi casa y saldar deudas, cuando realmente comprendí las reglas del juego: aquí no se trata de una mesa de apuestas donde todo es cuestión de suerte, sino de una arena donde se selecciona a los mejores por su conocimiento y comprensión. Quienes ríen los últimos nunca son los que tienen más suerte, sino la minoría que domina el “trabajo constante y paciente”.

Hoy quiero compartir las claves de supervivencia que he aprendido a base de incontables noches de fideos instantáneos y lágrimas por liquidaciones. Especialmente la tercera, que ayudará a los novatos a evitar la mitad de los tropiezos, y hará que los veteranos asientan con la cabeza.

**Regla de supervivencia número uno: divide tu capital en diez partes y solo utiliza una por cada operación**

Cuando empecé, era más temerario que nadie. La primera vez que probé el apalancamiento, aposté todo mi capital de golpe; gané 20.000 y me creí el elegido. Pero al día siguiente, con una simple corrección del mercado, me liquidaron y lo perdí todo, los 20.000 desaparecieron sin dejar rastro. Después entendí que en este mercado nunca faltan oportunidades de multiplicar tu capital por diez, lo difícil es ser quien las aprovecha de forma constante.

Ahora sigo una regla de hierro: da igual cuánto dinero tenga en la cuenta, lo divido obligatoriamente en diez partes iguales y solo uso una por cada operación. Si tienes 10.000 de capital, como mucho utilizas 1.000 para probar suerte. Incluso si te equivocas de dirección, solo pierdes el 10%, y el 90% restante te da margen para recuperarte.

¿Recuerdas aquella caída brusca de octubre pasado? El precio bajó de 50.000 a 42.000 de golpe, y tres amigos míos que copian mis movimientos perdieron de una noche a otra todo el dinero que tenían para la entrada de una casa porque iban a tope y no supieron cortar pérdidas. Mientras que yo, aunque también estaba dentro, gracias a...