¿Los directivos ganadores del año que viene? No serán quienes sepan programar redes neuronales o afinar algoritmos. La verdadera ventaja será para los líderes que entiendan qué ocurre cuando la IA entra en los flujos de trabajo—y, más importante aún, cómo responde la gente a ese cambio.

Piénsalo: las habilidades técnicas importan menos que la capacidad de traducir lo que la IA significa para la realidad diaria de tu equipo. ¿Puedes explicar por qué ciertas tareas se están automatizando sin provocar pánico? ¿Puedes ayudar a alguien a replantearse su rol cuando la mitad de sus responsabilidades pasan a una máquina?

Los directivos que prosperarán son aquellos cómodos diciendo "aún no tengo todas las respuestas", pero que aun así dan dirección. Son quienes se interesan por cómo se siente su equipo respecto a las herramientas de IA, y no solo por si los indicadores de productividad están subiendo. Generan confianza a través de la honestidad, no del bombo.

Porque esa es la cuestión: la IA no solo está cambiando lo que hacemos. Está remodelando de forma fundamental cómo pensamos sobre la contribución, el desarrollo de habilidades y el crecimiento profesional. Los líderes que lo entiendan guiarán a sus equipos a través de la turbulencia. ¿Los que no? Verán marcharse a su mejor gente.