He visto a demasiada gente tratar el mercado cripto como un cajero automático, y al final acaban devolviendo hasta el capital inicial. En realidad, esto no es ningún misterio; la clave está en cómo tratas ese dinero que tienes en las manos.

Conozco a un colega que hace tres meses entró en el mundillo con 1800U. ¿Y ahora? Tiene 58.000U en la cuenta. No te apresures a envidiarle: lo realmente interesante es que ni una sola vez se ha acercado a una liquidación.

Me preguntó cuál era el truco. Le dije: considera tu capital como dinero ya gastado.

Ese dinero, en cuanto entra, se divide en tres partes. ¿La primera para qué? Para aprovechar pequeñas fluctuaciones. Gana un 3-5% y fuera, jamás seas codicioso. La segunda parte es la principal, reservada solo para esas oportunidades grandes que se ven a la legua; si no llega el momento, no entras. La tercera es la más bestia: la asumes directamente como coste hundido, solo para cubrir cisnes negros, para que siempre tengas munición disponible.

¿Cuál es el problema de la mayoría? Que quieren ir a por todas desde el principio. Y basta con que el mercado se mueva un poco para que los liquiden al instante. Primero tienes que aprender a no quedarte fuera de la mesa.

Nunca muevas ficha a lo loco cuando el mercado está lateral. El 80% del tiempo en cripto es desgaste; si operas mucho en esos momentos, solo estás regalando tu dinero. ¿Las verdaderas oportunidades? Si aparecen dos veces al mes, ya es mucho. Cuando las veas, entra, y en cuanto tengas ganancias, retira primero la mitad. Solo lo que metes en el monedero cuenta de verdad.

Lo más difícil siempre es la contención. Le obligué a comprobar tres cosas antes de abrir operación: dónde está el stop loss, dónde el punto de recuperación, y nada de pensar en promediar a la baja. ¿Suena rígido? Pues sobrevivir hasta ahora ha sido gracias a estas reglas férreas.

En este sector, una disciplina que te mantenga en el juego vale más que cualquier técnica. Sobrevivir es lo que te permite tener nuevas historias que contar.