El comportamiento de los metales preciosos este año ha sido bastante feroz. El oro ha subido un 62%, el cobre un 36%, pero quizá no te esperabas que la plata se disparara directamente un 95,3%, dejando a otros activos muy atrás.

Detrás de esto, en realidad, hay señales claras. Si miramos el marco del Reloj de Merrill Lynch, estamos justo en el momento clave del cambio de inflación a estanflación. Te darás cuenta de que los precios del petróleo y el gas siguen débiles, mientras que los activos defensivos están en plena carrera y los metales preciosos no dejan de marcar máximos históricos.

En estos momentos de cambio de ciclo, no tener algo de oro y bitcoin en la cartera siempre da la sensación de que falta seguridad. Al fin y al cabo, en un mercado tan delicado, tener activos duros no es mala idea.