En esto de invertir, la clave son dos palabras: saber esperar.

¿Te has preguntado por qué a los mejores jugadores se les llama “tiburones financieros”? ¿Por qué no grandes tigres, leones o incluso grandes tiburones?

Los leones y tigres son feroces, sí, auténticos reyes de la sabana. Pero tienen que correr y perseguir, gastan mucha energía y, si se topan con una presa dura, pueden salir malparados.

El cocodrilo es diferente. Permanece al acecho bajo el agua, inmóvil, a veces durante horas. ¿La presa se acerca? Ataca en un instante, de forma letal. Normalmente parece perezoso, pero en el momento clave es rápido y certero.

El mercado funciona igual. Si te pasas el día mirando las cotizaciones y haciendo operaciones, eres como un guepardo persiguiendo conejos por todas partes: acabas agotado y, encima, tienes más probabilidades de cometer errores. Los verdaderos expertos esperan: esperan a que se presente una oportunidad clara y, entonces, apuestan fuerte.

La paciencia vale más que el esfuerzo.