#美联储货币政策走向 Al mirar atrás, no puedo evitar sentir una profunda emoción. La sucesión en la presidencia de la Reserva Federal siempre afecta a los mercados. Esta vez, con el creciente apoyo a Hassett, me recuerda a cuando Powell asumió el cargo en 2017. Entonces también predominaba el optimismo, pensando que seguiría la línea de políticas de Yellen. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba: durante el mandato de Powell hubo subidas de tipos, reducción de balance, bajadas de tipos y flexibilización cuantitativa, con grandes altibajos.
Ahora, con Trump buscando de nuevo un perfil partidario de bajar tipos, Hassett parece encajar perfectamente. Pero la historia nos enseña que el presidente de la Fed rara vez puede actuar plenamente según los deseos del presidente de EE. UU. Recuerdo que tras la crisis de 2008, Bernanke inyectó una gran liquidez, pero Obama no estaba satisfecho; durante el mandato de Greenspan también hubo fricciones con el gobierno de Clinton.
La independencia de la política monetaria es un arma de doble filo. Una excesiva politización puede aportar estímulos a corto plazo, pero también puede dañar la estabilidad a largo plazo. Sea quien sea el próximo presidente, debemos mantener la cautela. Al fin y al cabo, cada paso que da la Reserva Federal puede desencadenar reacciones en cadena en los mercados financieros globales. En estos tiempos inciertos, necesitamos mantener la claridad y estar preparados para cualquier escenario.
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#美联储货币政策走向 Al mirar atrás, no puedo evitar sentir una profunda emoción. La sucesión en la presidencia de la Reserva Federal siempre afecta a los mercados. Esta vez, con el creciente apoyo a Hassett, me recuerda a cuando Powell asumió el cargo en 2017. Entonces también predominaba el optimismo, pensando que seguiría la línea de políticas de Yellen. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba: durante el mandato de Powell hubo subidas de tipos, reducción de balance, bajadas de tipos y flexibilización cuantitativa, con grandes altibajos.
Ahora, con Trump buscando de nuevo un perfil partidario de bajar tipos, Hassett parece encajar perfectamente. Pero la historia nos enseña que el presidente de la Fed rara vez puede actuar plenamente según los deseos del presidente de EE. UU. Recuerdo que tras la crisis de 2008, Bernanke inyectó una gran liquidez, pero Obama no estaba satisfecho; durante el mandato de Greenspan también hubo fricciones con el gobierno de Clinton.
La independencia de la política monetaria es un arma de doble filo. Una excesiva politización puede aportar estímulos a corto plazo, pero también puede dañar la estabilidad a largo plazo. Sea quien sea el próximo presidente, debemos mantener la cautela. Al fin y al cabo, cada paso que da la Reserva Federal puede desencadenar reacciones en cadena en los mercados financieros globales. En estos tiempos inciertos, necesitamos mantener la claridad y estar preparados para cualquier escenario.