Esta mañana, al despertar y mirar el teléfono, la barra de mensajes casi hace estallar la pantalla.

Decenas de personas me preguntan al mismo tiempo: "¿Esto va a colapsar?" Miré el gráfico de velas y vi un mar de verde, las criptomonedas principales cayendo en perfecta sincronía. Por lo general, esto me haría sudar, pero esta vez, con una taza de agua en la mano, me sentí sorprendentemente tranquilo.

No es que yo finja, realmente me educó esa ola de golpes de 2017: mi cuenta pasó de estar llena a tener solo suficiente para comprar una caja de cigarrillos, ese dolor profundo me hizo inmune a "la ansiedad". Hoy se los digo directamente: esta caída en realidad no se puede llamar un colapso. El mercado solo ha tosido un par de veces, si clarificamos tres puntos, tal vez aún podamos aprovechar alguna oportunidad.

Primero aclaremos las cosas: la raíz de esta ronda de caída colectiva se reduce a dos palabras: falta de dinero, además de un colapso mental. ¿Está relacionado con la calidad del propio token? Básicamente, no tiene nada que ver.

La primera razón es que el dinero del mercado ha sido retirado. En América del Norte, las recientes acciones fiscales son como una bomba de extracción; por un lado, se recortan gastos, y por el otro, se están lanzando más de mil millones en deuda pública. Esta operación es equivalente a extraer sangre directamente del mercado, ¿entiendes? El círculo de las criptomonedas y el mercado de valores siguen la misma lógica: el aumento de precios depende de la abundancia de fondos—es como inflar un globo, si hay suficiente aire, naturalmente se hincha; ahora que el aire se ha escapado repentinamente, es normal que el globo se desinfle, no significa que el globo en sí tenga problemas.

La segunda razón es más mortal: las expectativas no se cumplieron.

Antes, todos esperaban las políticas de flexibilización a final de año, y lo que recibieron fue un balde de agua fría con el "sin ajustes a corto plazo". Las emociones temen más a la reversión; estaban esperando buenas noticias, y de repente les echas un balde de agua helada, es natural que caigan. Cuando se retira el capital, los minoristas entran en pánico, y comienza la estampida. Pero, para ser sincero, esta caída suele ser una liberación emocional a corto plazo, no un colapso de tendencia.

Lo que he aprendido en estos 8 años es que: las verdaderas oportunidades están escondidas cuando otros están tirando sus fichas. Lo que debemos hacer ahora no es entrar en pánico, sino mantener la calma y avanzar con tres pasos... (continuará)