¿Recuerdas cuando llegó la pandemia y de repente todos estaban en línea 24/7? Ahí fue cuando esta mentalidad de "siempre encendido" realmente comenzó. Las plataformas digitales hicieron que fuera ridículamente fácil llegar a cualquiera, en cualquier lugar, pero en algún momento del camino, perdimos la capacidad de simplemente... detenernos.

Lo que comenzó como una forma de mantenerse conectado se transformó en esta expectativa tácita de que necesitas estar disponible todo el maldito tiempo. Y aquí está lo interesante: muchos jefes ahora piensan que ser un buen líder significa responder correos electrónicos a la velocidad del rayo. Básicamente han equiparado "responsivo" con "efectivo."

Pero el verdadero liderazgo? No se trata de qué tan rápido puedes responder. Se trata de tomar decisiones que realmente importan, reflexionar sobre las cosas, dar a tu equipo espacio para respirar. La velocidad no equivale a calidad. Sin embargo, estamos atrapados en este ciclo donde el tiempo de respuesta se ha convertido en la métrica del éxito.

Quizás es hora de cuestionar si estar constantemente disponible es realmente la flexibilidad que pensamos que es.