La recién nombrada Primera Ministra de Japón, Takaichi Sanae, está impulsando una agresiva agenda fiscal: piénsalo, un masivo gasto público combinado con tasas de interés muy bajas. Suena estimulante sobre el papel, ¿verdad? Pero aquí está el truco: este cóctel de políticas podría estar causando más dolores de cabeza que beneficios.

La combinación de una política fiscal expansiva y tasas ultra bajas plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad de la deuda y la estabilidad de la moneda. Cuando un gobierno abre simultáneamente las compuertas de gasto mientras mantiene los costos de endeudamiento artificialmente suprimidos, esencialmente estás jugando a las adivinanzas con la inflación y los mercados de deuda soberana.

Para aquellos que observan las tendencias macro y las estrategias de asignación de activos, la dirección de la política de Japón podría tener un efecto en los mercados globales, incluido el cripto. Los riesgos de depreciación del yen, la posible fuga de capitales y los cambios en los apetitos de riesgo entran en juego. A veces, la cura parece peor que la enfermedad, y esta mezcla de políticas podría demostrar ese punto.