La competencia se está poniendo seria por aquí. Cada exchange está lanzando golpes, y estos Layer1 alternativos? ¿Layer2s? Todos persiguen el mismo premio.

Parpadeas y hay otra plataforma diciendo que han logrado la escalabilidad. Otro DEX diciendo que tienen las tarifas más bajas. Es como si todos se hubieran despertado y decidido que hoy es el día de comer el almuerzo de alguien más.

La multitud de L1 alternativos sigue empujando narrativas—transacciones más rápidas, mejores ecosistemas, entornos más amigables para desarrolladores. Mientras tanto, las soluciones L2 se apilan como si se fueran a poner de moda, cada una prometiendo resolver la congestión de Ethereum sin realmente irse.

¿Y los exchanges? Tampoco están durmiendo. Nuevas funciones que aparecen semanalmente. Pares de trading que se multiplican. Todos peleando por esa base de usuarios, esa liquidez, esa cuota de mercado.

Se siente como si estuviéramos en medio de un battle royale donde nadie está dispuesto a rendirse.