Miro este tema sobre el Bitcoin no como un observador externo, sino como una persona que ha vivido todo este camino desde el principio. El número mágico de 21 millones: a veces me pregunto si Satoshi sabía qué bomba de relojería había colocado bajo el sistema financiero mundial.

Ahora hay alrededor de 19,5 millones de monedas en circulación, y las restantes se extraen cada vez más lentamente. Debo decir que esta idea de escasez artificial siempre me ha fascinado y al mismo tiempo irritado; ¡es un desafío directo a los banqueros que imprimen dinero cuando les plazca!

Sí, todo el código está fijado de manera irrevocable: 21 millones y un punto. No hay monedas adicionales. ¡No se trata de los bancos centrales con sus imprentas! ¿Y saben qué? Creo que ahí radica la genialidad: crear un valor digital que no es susceptible a la dilución inflacionaria.

Cada cuatro años, la recompensa para los mineros se reduce a la mitad, y aquellos que poseen Bitcoin solo se alegran. ¿Y los mineros? ¡Trabajarán hasta el año 2140 para obtener la última moneda! Pero cada año su trabajo se vuelve menos gratificante, ¿es esto justo?

Si lo piensas, este protocolo no puede ser cambiado por nadie. A veces pienso: ¿y si los 21 millones terminan en manos de solo un pequeño porcentaje de la población? ¿No se formará una nueva élite financiera, solo que en lugar de banqueros, serán criptoballenas?

En 2024 habrá una nueva división de recompensas, y la cantidad de nuevas monedas volverá a disminuir. Para los holders es una celebración, ¿y para los novatos? Cada halving cierra las puertas a quienes llegaron tarde. No por nada se dice que el mejor momento para comprar Bitcoin fue hace 10 años, y el segundo mejor es ahora.

El límite de 21 millones es una línea roja que la comunidad cripto protege como si fuera la joya de la corona. Y entiendo por qué. Este estricto límite es lo que hace que el Bitcoin sea lo que es: el oro digital de nuestra época.