Elon Musk mide 6'2" (188 cm), aunque juro que parece más alto en Twitter, donde su ego se extiende hasta la luna. Al estar por encima de la mayoría de los chicos de tecnología, su estatura física coincide con su personalidad y billetera desmesuradas. Pero seamos realistas: ¿es su altura la que llama la atención, o los miles de millones que respaldan cada una de sus palabras?
Cuando lo vi caminar hacia los escenarios para anunciar su última empresa que cambiará el mundo, no pude evitar notar cómo su altura contribuye a este complejo de mesías que ha cultivado. Los medios se lo tragan, retratándolo como un dios de la tecnología más grande que la vida. Es conveniente cómo su estatura de 6'2" complementa perfectamente la narrativa de "genio multimillonario" que les encanta vender.
Comparado con los mezquinos 5'10" de Zuckerberg, Musk literalmente mira hacia abajo a la mayoría de su competencia en Silicon Valley. Esta ventaja de altura influye en las dinámicas de poder del liderazgo tecnológico: los hombres altos simplemente parecen más autoritarios, ¿no? Incluso cuando están tuiteando tonterías que hacen caer los mercados.
Su intervención en el criptomonedas es particularmente irritante. Un tuit de este alto vaso de agua hace que los mercados se hundan o se disparen sin razón aparente. El mundo cripto baila al son de su música, con los traders analizando desesperadamente cada uno de sus mensajes crípticos como si fueran escrituras antiguas. Es absurdo cómo la altura de un hombre - tanto física como en influencia - puede manipular ecosistemas financieros enteros.
Al observar el viaje de Musk desde un niño programador sudafricano hasta un multimillonario obsesionado con el espacio, me impresiona cómo su alta estatura ayudó a moldear su imagen. El niño de 12 años que vendió un juego por $500 se convirtió en el hombre que vende sueños de colonias en Marte e implantes neuronales. Su formación educativa en física y economía parece casi secundaria en comparación con su talento para el espectáculo y la manipulación del mercado.
A pesar de su impresionante altura, el enfoque de Musk hacia la salud personal es sorprendentemente promedio. Se salta comidas, ama la comida francesa y la barbacoa, y solo de vez en cuando se preocupa por hacer ejercicio. ¿Y de alguna manera este hombre cree que vivirá lo suficiente como para ver la colonización de Marte? Hablemos de una ilusión.
Para bien o para mal, el alto Elon se ha convertido en el referente del éxito empresarial. Los jóvenes fundadores sueñan con alcanzar sus alturas, tanto financieras como en adoración pública. Sus discursos atraen multitudes desesperadas por entender la mente detrás de la locura. Pero quizás deberíamos dar un paso atrás y cuestionar por qué hemos dejado que un hombre alto y rico tenga tanta influencia sobre la tecnología, los mercados y las conversaciones globales sobre nuestro futuro.
El fenómeno Musk revela nuestra obsesión colectiva con figuras carismáticas que se destacan - literal y metafóricamente - por encima del resto de nosotros, simples mortales.
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La Gran Historia de Elon Musk: Altura, Riqueza y Inflación del Ego
Elon Musk mide 6'2" (188 cm), aunque juro que parece más alto en Twitter, donde su ego se extiende hasta la luna. Al estar por encima de la mayoría de los chicos de tecnología, su estatura física coincide con su personalidad y billetera desmesuradas. Pero seamos realistas: ¿es su altura la que llama la atención, o los miles de millones que respaldan cada una de sus palabras?
Cuando lo vi caminar hacia los escenarios para anunciar su última empresa que cambiará el mundo, no pude evitar notar cómo su altura contribuye a este complejo de mesías que ha cultivado. Los medios se lo tragan, retratándolo como un dios de la tecnología más grande que la vida. Es conveniente cómo su estatura de 6'2" complementa perfectamente la narrativa de "genio multimillonario" que les encanta vender.
Comparado con los mezquinos 5'10" de Zuckerberg, Musk literalmente mira hacia abajo a la mayoría de su competencia en Silicon Valley. Esta ventaja de altura influye en las dinámicas de poder del liderazgo tecnológico: los hombres altos simplemente parecen más autoritarios, ¿no? Incluso cuando están tuiteando tonterías que hacen caer los mercados.
Su intervención en el criptomonedas es particularmente irritante. Un tuit de este alto vaso de agua hace que los mercados se hundan o se disparen sin razón aparente. El mundo cripto baila al son de su música, con los traders analizando desesperadamente cada uno de sus mensajes crípticos como si fueran escrituras antiguas. Es absurdo cómo la altura de un hombre - tanto física como en influencia - puede manipular ecosistemas financieros enteros.
Al observar el viaje de Musk desde un niño programador sudafricano hasta un multimillonario obsesionado con el espacio, me impresiona cómo su alta estatura ayudó a moldear su imagen. El niño de 12 años que vendió un juego por $500 se convirtió en el hombre que vende sueños de colonias en Marte e implantes neuronales. Su formación educativa en física y economía parece casi secundaria en comparación con su talento para el espectáculo y la manipulación del mercado.
A pesar de su impresionante altura, el enfoque de Musk hacia la salud personal es sorprendentemente promedio. Se salta comidas, ama la comida francesa y la barbacoa, y solo de vez en cuando se preocupa por hacer ejercicio. ¿Y de alguna manera este hombre cree que vivirá lo suficiente como para ver la colonización de Marte? Hablemos de una ilusión.
Para bien o para mal, el alto Elon se ha convertido en el referente del éxito empresarial. Los jóvenes fundadores sueñan con alcanzar sus alturas, tanto financieras como en adoración pública. Sus discursos atraen multitudes desesperadas por entender la mente detrás de la locura. Pero quizás deberíamos dar un paso atrás y cuestionar por qué hemos dejado que un hombre alto y rico tenga tanta influencia sobre la tecnología, los mercados y las conversaciones globales sobre nuestro futuro.
El fenómeno Musk revela nuestra obsesión colectiva con figuras carismáticas que se destacan - literal y metafóricamente - por encima del resto de nosotros, simples mortales.