Los usuarios del mercado mundial de crédito al consumo sin garantía representan el cordero cebado de las finanzas modernas: lentos, ingenuos y sin conocimientos numéricos.
Al trasladarse el crédito al consumo sin garantía a las infraestructuras basadas en stablecoin, la mecánica evoluciona y se abre espacio para que nuevos participantes reclamen su parte del sacrificio.
En EE. UU., la tarjeta de crédito es la principal modalidad de endeudamiento sin garantía: una línea de crédito omnipresente, líquida y de acceso instantáneo que permite a los consumidores endeudarse en el momento de la compra sin aportar garantías. La deuda pendiente en tarjetas de crédito ha aumentado de forma sostenida y actualmente se sitúa en torno a 1,21 billones de dólares
La última gran revolución en los préstamos con tarjeta de crédito se produjo en los años noventa, cuando Capital One introdujo la tarificación basada en el riesgo, una innovación que transformó el crédito al consumo. Desde entonces, a pesar del auge de neobancos y fintech, la estructura de la industria de las tarjetas de crédito apenas ha cambiado.
Sin embargo, las stablecoin y los protocolos de crédito onchain crean una base completamente nueva: dinero programable, mercados transparentes y financiación en tiempo real. Juntos, pueden romper el ciclo y reinventar la forma en la que se origina, financia y reembolsa el crédito en una economía digital y global.
Este modelo permite liquidez instantánea, financiación transparente y reembolso automático, reduciendo el riesgo de contraparte y eliminando gran parte de los procesos manuales que siguen presentes en el crédito al consumo.
Durante décadas, el mercado de crédito al consumo se ha apoyado en depósitos y titulización para financiar préstamos a gran escala. Bancos y emisores de tarjetas agrupan miles de créditos en activos respaldados por valores (ABS) y los venden a inversores institucionales. Este esquema ha proporcionado liquidez abundante, pero también ha generado complejidad y falta de transparencia.
Los prestamistas Buy Now, Pay Later, como Affirm y Afterpay, ya han mostrado cómo puede evolucionar la evaluación de riesgos. En vez de conceder una línea de crédito general, evalúan cada compra en el momento de la venta, diferenciando un sofá de 10 000 dólares de unas zapatillas de 200 dólares.
Esta programabilidad permite una asignación de capital más eficiente, mejores condiciones para los consumidores y un mercado global de crédito al consumo sin garantía, abierto, transparente y auditable al instante.

Reimaginar el préstamo sin garantía para la era onchain no consiste simplemente en trasladar productos de crédito a la blockchain, sino en reconstruir toda la infraestructura crediticia desde cero. Además de emisores y procesadores, el ecosistema tradicional de préstamos depende de una red compleja de intermediarios:
Las tarjetas de stablecoin ya han cerrado la brecha entre el gasto en fiat y onchain. Los protocolos de préstamo y los fondos tokenizados del mercado monetario han redefinido el ahorro y la rentabilidad. Llevar el crédito sin garantía onchain cierra el triángulo y permite a los consumidores endeudarse de forma fluida, mientras los inversores financian el crédito de manera transparente, todo ello sobre una infraestructura financiera abierta.





