En los últimos años, Estados Unidos y China han experimentado tensiones constantes en sus relaciones económicas y comerciales. Desde incrementos arancelarios y controles de exportación, hasta disputas sobre tierras raras y semiconductores, y desconfianza mutua en productos agrícolas, ambas partes han buscado avances sustanciales. A medida que el entorno económico global evoluciona y las cadenas de suministro se reestructuran rápidamente—impulsadas por múltiples encuentros de alto nivel entre los líderes de ambos países—las negociaciones han ingresado en una “ventana crítica”. De acuerdo con comunicados oficiales, el 25 y 26 de octubre, representantes económicos y comerciales de ambos países se reunieron en Kuala Lumpur, Malasia, y alcanzaron un “consenso básico” sobre varios asuntos clave.
Durante las conversaciones, ambas delegaciones abordaron en profundidad el comercio agrícola, los controles de exportación sobre tierras raras y minerales críticos, la suspensión de aranceles estadounidenses a productos chinos, y la construcción naval y logística marítima. El Ministerio de Comercio de China informó que ambas partes alcanzaron un “consenso básico” respecto a los mecanismos para atender las preocupaciones de cada lado, y acordaron “finalizar los detalles específicos” e iniciar los procedimientos de aprobación interna. Estados Unidos también manifestó su disposición a cooperar bajo condiciones de igualdad y respeto mutuo. Por ejemplo, China aceptó considerar posponer la implementación de restricciones a la exportación de tierras raras y reanudar la compra masiva de soja estadounidense.
Este avance en las negociaciones no solo repercute en ambos países, sino que puede transformar las cadenas de suministro globales. Estudios recientes muestran que las cadenas de suministro están siendo “reestructuradas” por factores como la geopolítica, los controles de exportación en alta tecnología y la compra de productos agrícolas. Si se formaliza un acuerdo, se reducirán ciertos riesgos en las cadenas de suministro. Para países y empresas que dependen del comercio entre Estados Unidos y China, esto es una señal positiva. Sin embargo, la competencia podría intensificarse: China podría consolidar aún más sus ventajas en sectores tecnológicos y de tierras raras, mientras que la agricultura y los sectores exportadores estadounidenses tendrían nuevas oportunidades, pero enfrentarían competencia por las alternativas de abastecimiento chinas. Según The Economist, el giro previo de China hacia la compra de soja en Brasil y Argentina evidencia su preparación estratégica.
A pesar de haber alcanzado un “consenso básico”, aún existen varios desafíos clave:
Aspectos a vigilar: Seguir las reuniones entre los jefes de Estado, los comunicados oficiales, las cifras de compras agrícolas y las reacciones de los mercados bursátiles. En síntesis, esta ronda de negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China representa un avance relevante, aunque persisten incertidumbres. Para quienes se inician en el tema, basta con enfocarse en el “panorama general y algunos hitos clave” para comprender lo esencial.





