Los centros de datos están chocando contra una pared, y no se trata de chips o ancho de banda, se trata de calor. A medida que los modelos de IA escalan, la gestión térmica se ha convertido en el cuello de botella que nadie vio venir. Los sistemas de refrigeración tradicionales no fueron diseñados para este tipo de carga. Estamos hablando de racks que consumen entre 50 y 100 kW cada uno, a veces más. La refrigeración líquida está volviendo, pero adaptar las instalaciones existentes? Eso es una pesadilla. La brecha de infraestructura entre lo que la IA necesita y lo que la mayoría de los centros de datos pueden ofrecer se está ampliando. Algunos operadores están literalmente quedándose sin capacidad de refrigeración antes de quedarse sin espacio. Esto no es solo un problema técnico, es un problema económico. Los costos de energía y refrigeración están consumiendo los márgenes más rápido de lo que las ganancias en densidad de computación pueden compensarlos.