A finales de septiembre, mi cuenta mostraba $4.8 millones. Suficiente para liberar a mis padres de su hipoteca. Suficiente para marcharme para siempre.

Pero no—elegí el sueño sobre la realidad. Fui con todo, el 98% de todo en largos con apalancamiento cruzado cuando BTC alcanzó 120k. La convicción se sentía como genialidad en ese momento.

Spoiler: Ya no soy rico.

Resulta que ser un toro delirante cuesta más que dinero. Cuesta todo lo que podrías haber protegido.